La historia que se presenta en forma de novela corta, es kafkiana, un hombre sin nombre, pero que es a la vez el narrador, se despierta en un cuarto oscuro, desconoce como ha llegado ahí, parece estar viviendo una especie de resaca. Se acuerda de haber comprado cigarillos, del ómnibus, del kiosco, de su plan de ir al cine y nada más. A tientas descubre una puerta, la atraviesa, se encuentra en otro cuarto con comida, cama, cocinita. A la noche se apaga la luz y le domina el sueño. Va atravesando puertas y puertas, primero con la tranquilidad de una rutina alienada comparable a la de una oficina, fumar, comer, dormir y seguir. Descubre la imposibilidad de volver atrás, se va cruzando con personajes extrañas que hablan otra lengua, así sigue. Preocupándose más y más de su encierro, a borde del desespero, consciente de sus necesidades físicas y mentales, trata de hacer planes mientras las condiciones van deteriorándose.
Las primeras habitaciones hasta parecen ser un hotel (un no-lugar?), como si alguien le ofreciese casa y comida gratis, un lugar destinado para él, con abastecimiento de café, pipas y tabaco. Hasta encuentra papeles y lápices.
La historia contada parece representar un viaje claro al subconsciente, a lo onírico, aunque bien hay sueños dentro de sueños, y como me parece que es Levrero, no debe de pensar en "representaciones". Escribe lo que le sale, miedo, rabia, dudas persistentes, desespero, soledad, escombros, alienación. O es todo un juego de la miente, un desafío de resistencia? Se trata de descubrir lógicamente la estrategia más racional, o vale más intentar una fuga veloz? Para que intentar salir?
Ese lugar interior-exterior se podría llamar pesadilla, fruto de la depresión, de deseos insatisfechos o la falta de voluntad que tiene le produce lo cotidiano y la lucha por existir. Debido a su cobardía de matarse (sobre la que el personaje según parece, ya reflectó lo suficiente) y debido a su curiosidad sabe que siempre decide seguir vivo un poco más. Adentro hay más lugares indefinibles, absurdos, ridículos, incluso una especie paraíso artificial, espacios campestres, pero común a todos es el muro que lo rodea. En algún momento produce fiebre, después conoce otras personas y otros lugares. Después hay más dos partes de están ambientadas en lugares diferentes. Las referencias mencionadas incluyen Buenos Aires y Paris. Hacia el final se torna todavía más absurdo y violento. (Personalmente creo que mas que un sueño o una depresión me parece que está hablando de un bad trip).
Más no voy a revelar. Me encantó! Me pongo ahora a leer La ciudad que es el primero de la trilogía en orden de haber sido escrito.
Con su estilo difícil de clasificar entre ciencia ficción o distopía, me hizo recordar de las novelas que leí de Sánchez Piñol. Dentro del canon uruguayo pertenece a la generación de "los raros" (según Ángel Rama) y a la linea de producción de autoficción o escrituras del yo, junto a Carlos Liscano, por ejemplo. Levrero fue un personaje curioso, solitario, se desempeñó en múltiples oficios creativos, humorista, parapsicología, heterónimos, aborrecía entrevistas, las académicas y las periodísticas (según el prólogo de mi edición). Ya había leído de Mario Levrero Caza de conejos, un libro "experimental" de muchos microcontos relacionados de forma confusa, que también me gustó y que era mucho más críptico o simbólico que esta novela, también, claro, por su forma.
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