En poco tiempo se me hizo adictivo, no sé si hay más de esto, pero estaría dispuesta de hacer lo que fuere para conseguirlo. Parece que todavía no hay más novelas de Pablo Plotkin, pero lo cierto es que no escribe como principiante, viene del periodismo me dice google, pero en Un futuro radiante me parecía estar leyendo un veterano de la novela, de esos que son capaces de inventar historias y personajes que no se olvidan.
No sé que pasa que de repente cada vez más escritores que leo son amigos de amigos, una conoce a Ricardo Piglia, el otro (mi amigo Pablo) fue a la primaria con Pablo Plotkin. O por lo menos ya me parece que son todos amigos de amigos porque vengo metiéndome más y más en este mundo de novelas argentinas que me hacen sentir en casa. Por suerte ese mundo sigue creciendo y no está muriendo aunque algunos por ahí lo prediquen.
La narración de Un futuro radiante enfoca dos hermanos que viven el Apocalipsis bonaerense, o el post-apocalipsis, no se sabe. Dubi y el hermano son dos personajes memorables, que se quieren, dependen uno del otro y tienen sus conflictos, porque, como suele pasar con hermanos, cada uno creció a la sombra del otro. Al mismo tiempos son diferentes y tienen cada uno su vida y sus secretos y eso en tiempos apocalípticos todo tiene otro valor. Uno más idealista-soñador, otro más practico-alienado. Las profesiones y disciplinas aprendidas de la vida de trabajo de antaño ya no sirven, ahora es preciso estabilidad emocional. En la Argentina de Plotkin resta poca gente, después de explosiones químicas, plagas de palomas y catástrofes infecciosas que llevaron planificados éxodos del país y cuarentenas y sobre todo cobró muchas muertes. El derrape dejó un desorden que es también el comienzo de una nueva orden.
Se podría clasificar como ciencia ficción, pero también puede ser adecuado pensarlo como una novela de familia, de política o de economía. Buenos Aires está lleno de palomas infestadas que picotean y pierden plumas y la única manera de defenderse son pistolas electro-magneticas. Los dos hermanos viajan en un viejo ciclomotor, se refugian donde pueden. Hay o había algun gobierno que se llamó Autoridad de la Emergencia y un
grupo de hipsters, también hay bandas de linyeras y ecologistas en lucha por el poder y la Refundación. En las
novelas de ciencia ficción hay siempre un grupo de ambientalistas entre los
sobrevivientes y frecuentemente hay cosas verdes fosforescentes, como en Oryx and Crake y El año del diluvio de Margaret Atwood por ejemplo. Aquí hay bandos de pistoleros y
las tropas del matón Panzer (nombre que en alemán se traduce en tanque de guerra) con base en las barracas y pabellones en ruinas de la facultad de Agronomía. Es ese el nuevo orden de las cosas, por lo menos por en cuanto. Quedan muy pocas mujeres, una de esas, Belén, se refugia con los dos hermanos en el barrio de San Martin. Ella es la ex-novia del violento líder Panzer quien la anda buscando por todas partes. Los hermanos la esconden, pero ella no deja de representar un problema para ellos. No hay futuro, eso también lo evidencia la profunda crisis de paternidad que atraviesa el narrador y su hermano y a mucho más gente de la sociedad. El futuro estaría en las mujeres, pero a las mujeres no se las controla, ni parece posible entablar una convivencia pacífica con ellas en estos tiempos.
Culturalmente, obvio, reina la nostalgia, fuertemente ligada a a musica pop, todos remakes de los antiguos hits de la época de nuestras abuelas. Curiosamente los dos hermanos son los nietos de una cantante famosa del grupo de las Mamushkas, convirtiendo a los hermanos en los dueños del material público y privado producido por la abuela. Las cosas que dejó en su casa en Villa Crespo, fotos, discos, y pósters es capital simbólico de alto valor con que pueden negociar con los que todavía consiguen comida y combustible. La nueva política entre los grupo que se forman es bastante parecida a
la nuestra de ahora, los hipsters organizan fiestas "de los salvados", y
los otros, el ejercito de Panzer y los de la Autoridad piensan en
reorganizar la sociedad.
Hay pastillitas con Donald Trump estampado que se vende en una fiesta de musica electrónica en Rio de Janeiro. También hay otra droga recreacional que se volvió dominante, que se llama "el derramadito" que
seria tipo paco, adictivo y destructor, pero Panzer tiene una formula
mejorada en sus manos que promete conectar las emociones primitivas con nuevas visiones del futuro. Lo llama Fizz y le desarrolla una campaña publicitaria.
La historia es narrado de la perspectivo de un yo sin nombre - uno de los hermanos - que hizo que me absorbió todavía más. Lo leí muerta de sueño incapaz de soltarla todo de un tirón y me dio pena que no tuviera más páginas. El final es un poco inacabado, pero como podría ser de otra manera?
Los hermanos se pierden de vista y cada uno avanza con su plan, mientras tanto los hippies se integran en la sociedad prometedora y pujante de Panzer, tal vez en una de evitar conflictos y asegurarse material para sus artesanías. Es difícil quedarse afuera, no colaborar con los nuevos sedes de poder. Discursan sobre las letras de las viejas canciones de las Mamushkas, reinterpretando a gusto. Los nuevos economistas se convencen de que el tiempo cero es en relidad es momento ideal para la inversión.
Se dice que el género distópico es global y no local, que echa a perder las tradiciones literarias nacionales, pero no estoy de acuerdo. Esto es una novela muy argentina, pasando por un mapa de Buenos Aires, por los personajes, el humor, y el habla rioplatense.
Me quedo con la sensación típica de las novelas de anticipación: Al final todo acaba, pero si no nos morimos todos, todo sigue igual, pero peor.
No novela me pareció una genialidad!!!
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