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23 abril, 2018

Selva Almada - El viento que arrasa (2012)


Selva Almada, oriunda de Entre Ríos, escribe muy bien: tiene siempre buenos personajes, grandes paisajes, una nitidez en la descripción de los caracteres, la reproducción del habla y de costumbres locales, un acceso a lo íntimo que su escritura se quedan inconfundible.
Después de leer Chicas muertas (2014) y Ladrilleros (2013), tuve que leer también El viento que arrasa, su (eso creo) primera novela. Se podría acusar que le falta un poco de argumento a la historia. Cuando el escenario está bien montado, se abandona porque ya acaba la novela que uno tiene ganas de seguir durante cien páginas más. Me lo anunciaron así y mi experiencia de lectura lo confirmó. Pero, en todo caso, si bien que podría haber desarrollado más a partir de ahí para satisfacerle mejor al lector, aún así resultó en una buena novela, o novelita. Los dos capítulos finales en que se caen las fachadas a los dos hombres, son deliciosos. Cierra todo. Disfruté la lectura y la recomiendo. Estoy esperando con ansias la próxima entrega de Selva Almada. Entre otras cosas me fascina que escribe desde y sobre el campo, una cosa que se declaró muerto hace anos.
Los personajes que habitan las tierras del Chaco son el Gringo, mecánico de autos en un taller entre los matorrales y la chatarra al lado de la ruta y su hijo, Tapioca. Ahí caen, un Reverendo y su hija Leni, dos personas siempre de viaje, siempre predicando. Mientras el Gringo arregla el auto, el Pastor da sus sermones y los chicos, ambos acostumbrados a estar entre adultos, trabajando o manejando, se conocen. Los jóvenes - los changos - ambos fueron abandonados por las madres y tienen solamente estos adultos como modelos o anti-modelos para formarse. Y no vive solo de descripciones de la naturaleza, tiene un buen ritmo, buenos diálogos, los silencios en el lugar cierto. Es impresionante, por ejemplo, el pasaje del perro que anuncia la tormenta, o como los niños toman responsabilidades como los grandes, o más, porque no tienen como elegir otra cosa.

Agustín Fernández Mallo - Nocilla Experience (2008)


Nocilla Experience es a segunda parte de la Trilogia Nocilla, después de Nocilla Dream (2006) y antes de Nocilla Lab (2009). Aunque ya tienen diez años, las novelas de Mallo pertenecen a eso que se llama la "nueva" literatura. Literatura que ya no este separada de los discursos de las ciencias, o la post-literatura, o al estilo "de vanguardia", como se quiera llamar.

Vi la imagen de la tapa del libro en Internet, me recordé de Limbo y tenía ganas de volver con algo así, además me encantan estos imanes de heladera con palabras. Igual que en limbo, en Nocilla Experience hay muchas historias sobre fronteras y espacios liminares y de la soledad humana, también de la vida como una Teletienda a la que le quitaron el producto.

Mientras que es normal en la literatura moderna que se inician diferentes historias 1, 2, 3, etc.  y que después se vuelve a contar de 1, de 2, de 3, la trama avanza, y después, talvez historia 1 y 3 comienzan a compartir personajes y a seguir juntos, en Nocilla Experience, no es bien así. Primero, porque son muchas historias y muchos fragmentos cortos, tipo zapping de media página cada y después, porque algunos no avanzan, o avanzan pero no evolúen. Así, entre los relatitos se mezclan recortes de entrevistas a músicos pop, o citas tomadas de películas.

Algunos pedazos de texto así, sin mucho vinculo a lo que ocurre más adelante, son fácilmente olvidables, otros funcionan como un juego de imágenes, de las que las más fuertes se quedan en la memoria, como por ejemplo la torre de suicidas, la pesca con una grúa y un contenedor en el porto de Nueva Yorque. Ciertos remakes de Rayuela con la inclusión de observaciones desde la física.

Pero con todo que me gusta Mallo o que me gustaría que me guste su escrita, debo decir que en grande parte Nocilla Experience simplemente me aburrió. Lo bueno de lo fragmentado es que se puede dejar el libro y reanudar tiempo después sin perderse grande cosa. Pero no sé si lo recomendaría.

03 abril, 2018

Alberto Fuguet - Mala onda (1991)


Matías Vacuña vuelve del viaje de escuela a Santiago de Chile y todo a su alrededor, los compañeros, las chicas, los padres y profesores le aburre cada vez más, solo hay mala onda, mal humor, falta de sentido. La familia tiene orígenes judíos, mantienen algunas tradiciones, pero también adaptan tradiciones católicas "para quedar bien". Detrás de este retrato de la vida del adolescente de clase alta con padres que nadan en dinero y que viven de fiesta en fiesta, está el clima político caliente previo al plebiscito de Chile en 1980. La novela cuenta apenas dos semanas, entre el viaje y el fin de semana después del referéndum. Esto encuadra la lectura en una dimensión más interesante, más allá de la novela de educación/madurar o como se llamen (de coming of age), porque introduce cierta relación entre las posiciones en la sociedad de y sus respectivas opiniones políticas en formación. Están los que están bien porque Chile "está bien" y los que representan la amenaza comunista, los chicos que reparten pegatinas para promover el voto del NO y los jóvenes que no se formaron una opinión porque les "latea" la política o porque siendo de clase alta, ni el toque de queda les aplica.
La novela está escrita en la primera persona. Matías solo tiene 17 años y no puede votar, por eso todo eso lo deja con la sensación de impotencia. La vida de Matías y sus compañeros de colegio está repartido entre pasear el el auto de papá, o en el de mamá, en fiestas de drogas, sexo, música, y en dejarse ver en ciertos bares en que se junta la alta sociedad y los que evaden el toque de queda. Sueña con estar con una chica en una relación amoroso que sea más de solo tirar y dejarse ver juntos. Desea también que sus padres le den más atención y amor en vez que darle solo dinero. Hay muchas referencias y hasta paralelas a The Catcher in the Rye de J. D. Salinger, un amigo le insiste a Matías que lo lea y este se identifica con el protagonista. (Yo debería releerlo, pues no recuerdo mucho, pero no me ha impresionado tanto cuanto su fama promete.)
Matías va pensando:
Quizás debí haber entrado a clases.
Quizás no debería volver a la casa.
Quizás podría esperar a la Antonia a la salida.
Quizás podría irme a Rio, en un camión.
Quizás me podría exiliar.
Nada muy extraordinario - todos sabemos que duro es configurar su identidad adulta cuando se es metido en las crueldades de la sociedad de los compañeros de colegio - pero logra entretener. Después de mucha descripción de tedio, comienza a ser más interesante hacia el final, cuando aparece el personaje de Flora Montenegro, la profesora de literatura de Matías, joven y liberal, es una de las pocas personas que habla abiertamente de política y se asume de izquierda, y que sale a cenar con sus alumnos. Matías la adora, pero descubre que también ella no es perfecta. Él intenta salir de eso de ser el nene rico, malcriado, pero no consigue, por más que intenta meterse en otra, al final soluciona todo con taxis, hoteles, billetes y cheques. [no sabía que en los 80 ya existían shoppings..]
Fuguet nació en 1964, por lo tanto, era muy joven cuando escribió esto (quizás la edad no tenga nada que ver). La estructura es muy simple, permite leer rápido. No hay saltos en el tiempo, está todo contado de forma linear. Pero ya leí novelas muy construidas que eran bastante más fojas. Al final, me gustaron los personajes de Mala onda, son creíbles, me gustó de que no hay "una moral de la historia", ni el happy end del amor encontrado, solo mucho hueveo.
Según wikipedia, Mala onda empezó originalmente como una historia corta que Fuguet escribió en el taller literario de Antonio Skármeta,  (- la novela que leí de Skármeta no me gustó mucho, por suerte no noté tanta similitud). Me gusta eso de comenzar también a enterarme del mundo literario chileno, que hasta ahora lo había dejado de lado. Hay que comenzar por algún lado, ahora con Skármeta, Fuguet y Bolaño ya me hago un poco una idea de lo que es Santiago y como una cosa lleva a la otra, por lo tanto, voy a continuar con eso. También me gustaría leer más del McOndo (movimiento que defendía una literatura latino-americana menos folclórica rural, más urbana e realista). Aún no entiendo aún quien fue parte de eso, como se vincula a eso la literatura argentina, uruguaya de los 90 y los del Crack Mexicano. Había escuchado hablar sobre esto y recién ahora me doy cuenta que Mala Onda y Fuguet son McOndistas.



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