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05 noviembre, 2018

Mariana Enriquez - Las cosas que perdimos en el fuego (2016)


El libro de cuentos que reseño aquí se llama Las cosas que perdimos en el fuego escrito por Mariana Enriquez. Se trata de una autora y un libro muy comentada y reseñado y muy frecuentemente mencionados en conjunto con  Samanta Schweblin y de facto, a mi ver, algunos/muchos de los cuentos de ambas escritoras son muy muy parecidos. Quizás este ocurra por compartir condiciones de producción digamos contar con una memoria cultural parecida que interpretan y representan, similitudes en intereses, gustos y sensibilidades estéticas, haber leído los mismos autores, etc. Sobretodo los personajes son parecidos y el foco temático que se centra en la casa (fuera de equilibrio) y la familia (disfuncional), en los niños (criaturas asustadores). No pasa nada, porque ambas escriben muy bien y seguramente leyendo más de ambas se diferenciarán más sus estilos personales.

En general los cuentos que componen de Las cosas que perdimos en el fuego están atendiendo las problemáticas sociales y las cosas no explicadas con una fuerte presencia femenina.

Es polémico en las páginas web de reseñas y de comentarios y diversos foros de Internet porque la acusan de tener solamente mujeres héroes y hombres culpables o por lo menos inútiles. Ja, pero porque no? Cuantos libros hay de héroes masculinos y mujeres putas? Yo creo que la autora pensó bastante en eso a la hora de componer este listado de cuentos, pues es verdad que el foco está en lo femenino, que tiene una fuerte componente de denuncia, pero no representa a las mujeres únicamente como víctimas, para nada. Tenemos mujeres agresores, mujeres en proceso de emancipación, mujeres fuertes, mujeres brujas, mujeres locas, violentas para fuera, para dentro, hay todo un abanico, no falta la mujer travesti.

Se trabaja también el tema de la territorialidad en el sur de Buenos Aires, de quien tiene derecho a moverse donde y como, qué pasa cuando uno pisa territorio ajeno.

Y obviamente está el tema de los cuerpos de desaparecen, y las relacionadas memorias que no son reconocidas socialmente, sea por los padres de los chicos que piensan que estos inventan cosas, la esposa o el esposo que tildan el otro de loco, sea porque puede que fueran ilusiones o alucinaciones y ni la propia persona puede confiar en su percepción.

El chico sucio
Una mujer del siglo XXI decide vivir sola en Constitución, barrio de mala fama, a pesar de ser desaconsejada de eso por su familia, pero ella conoce bien al barrio, entiende las dinámicas y los horarios y sabe moverse. Conoce a un chico pobre que pide plata en el subte y su madre adicta al paco que no la dejan indiferente. Cuando desaparece el chico, no se queda tranquila, pero entre los narcos y los pobres la investigación criminal tiene otras leyes. Me gustó mucho el cuento, es una buena abertura para el libro, aunque me molestó un poco que se explicara el culto al Gauchito Gil, porque todo el mundo lo conoce y los lectores europeos u otros lo iban a entender igual, no había necesidad de explicarlo tan artificialmente porque eso interrumpe la narración.


La hostería
Creo que es el cuento del libro que más me gustó. Situado en La Rioja, protagonizado por dos jóvenes amigas, el padre de una de ellas trabaja como guía turístico en una hostería que es la principal actividad económica de la aldea. Cuando es despedido injustamente las chicas planean una venganza. Ahí la distinción entre lo fantástico y lo real depende de a quien creemos, a los chicos que vieron y escucharon cosas o a los adultos? Lo que da terror para el lector urbano es el facto de estar ambientado en el campo, lejos de jurisdicción confiable donde la gente poderosa hace lo que quiere, y está el pequeño detalle de que La hostería una vez era un instituto militar.


Años intoxicados
Es un cuento sobre la juventud en el campo/alrededor de Buenos Aires en los años 90, cuando un peso equivalía un dolar, los jóvenes se divertían lleno drogados en la caja cerrada y oscura de una camioneta que alguien conduce rápido sobre lomas de burro y curvas a marearse y chocarse contra las paredes violentamente. Son tres amigos y siempre algún novio que se divierten sin pensar en las consecuencias. Escuchan Led Zeppelin y Pink Floyd y experimentan con el porro, la cocaína, los alucinógenos con alcohol, son juegos inocentes que rozan lo ya no inocente, ya bastante irresponsable. El cuento está bueno porque es diferente de la mayoría, pero le falta un poquito de final, este me hizo acordar un poco de Selva Almada y sus ladrilleros.


La casa de Adela
Este cuento protagonizado por niños también tematiza a la gente que desaparece en circunstancias confusas. No me gustó porque no cierra, me pareció descabellado, no es creíble ni si nos gustan los libros de fantasía y por lo tanto no me emocionó mucho.

Pablito clavó un clavito
Otra vez tenemos aquí un personaje guía turístico (ya parece como acá en Lisboa que se trabaja en turismo o no se trabaja). Se trata de turismo de horror, tours temáticos de los crímenes más atroces, me acordé de los tours que hay para llevar los gringos en 4por4 por la favela, pero en este caso no es por la favela, es por Buenos Aires, donde se relatan casos reales de asesinos en serie, cuyos crímenes datan hasta cien años atrás. La violencia sirve como espectáculo para turistas (europeos y latino-americanos). Al guía Pablo le va mal combinando este trabajo con el rol de padre de familia, una vez que tiene que hablar todos los días sobre un asesino de bebes y después lidiar con su mujer sobre-protectora al que no le gusta el trabajo de su marido. De repente ve cosas que no pueden ser reales, o son?
Este cuento tampoco cierra, es de estos que si la autora hubiese puesta un final cualquier me hubiera gustado.

Telarania


Un cuento situado en el campo, en Corrientes en el norte argentino. Contado desde la perspectiva de una mujer que se casó joven buscando seguridad y estabilidad y que está arrepentida, pero sin valor de separarse. En el viaje a Corrientes visitan a su prima, una mujer emancipadas, media bruja, que lleva a la prima y a marido de excursión al exótico, pobre y peligroso Paraguay.

Fin de curso
Esta bien, aunque muy simple.

Nada de carne sobre nosotras
Una mujer encuentra en la calle una calavera y se la lleva a su cuarto. Me gustó menos, es demasiado fácil.

El patio del vecino
Es un verdadero cuento de terror. Muy bueno.

Bajo el agua negra
Otra vez el territorio, el sur de Buenos Aires, ahí donde los taxistas no entran, ni nadie que pueda evitarlo, La villa Moreno al lado del apestoso Riachuelo. El personaje central femenino es una fiscal que investiga un crimen, y que en vez de hacerlo desde el escritorio, va directo al campo. A ver cual de las versiones (ficción) que escuchó sobre el paradero del cuerpo del adolescente sea cierta y sobretodo como probarlo. Me gustó el cuento, tiene mucho de denuncia social, de novela negra, está inusual esta perspectiva de la mujer fiscal y el policía culpable. El cuento tiene medio final bueno, pero le falta un final final. No es que no me gusten los finales abiertos, pero también los finales abiertos hay que colocarlas en el momento y lugar cierto.

Verde rojo anaranjado
En este cuento el Internet es usado como espacio, el chatear como nuevo lenguaje, incluyendo el deepweb y el “teleteatro” de un “depresivo”, me gustó bastante el cuento, aunque podía tener un final, o bien podía tener otro inicio antepuesto.

Las cosas que perdimos en el fuego
Imaginen que las mujeres argentinas, cansadas de ser incendiadas por hombres (como ocurre de verdad) se auto-incendian y hacen de las cicatrices un nuevo paradigma de belleza. Nadie les cree, serán culpadas, la gente iba sospechar de mujeres que viajan solas. Me gustó menos y ni me acuerdo como terminó.

En fin, me parece un libro recomendable.


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