Es mi primera novela japonesa,
excepción hecha a todos los Haruki Murakamis. Se caracteriza por su
perspectiva sobre lo femenino centrándose en cuatro mujeres que
trabajan el turno de la noche en una fábrica de comida y que tienen
situaciones familiares difíciles. Dentro de todo me gustó. Está
bastante mejor que muchos policiales de pacotilla, pero a mi juicio no se
acerca a un "muy recomendable". Y creo que lo de de los
policiales o novelas negras ya no es muy lo mío.
Está escrita en presente desde la
perspectiva de los culpables (y no de un policía o algo así), la
voz narradora no tiene más vista al interior de un personaje que en
otro, es digamos equidistante.
La forma es muy linear, fàcil de leer,
en cuanto que suspense va directo al grano, pero después en la parte
de las interrogaciones y conclusiones se hace un poco largo, ya
sabemos que se va a desencadenar una cadena de chantaje y más sangre
y no hace falta postergar ahora con relleno.
Creo que 550 páginas
son muchas para lo que cuenta.
La trama hila acontecimientos y
actitudes brutales, poco creíbles y aunque poco suele importa en este género
para los lectores sedientos de sangre y sustos,
tiene que haber cierta congruencia. Digo esto por que el resto del
libro, el telón de fondo sí quiere ser creíble: la opresión de la
mujer. Parte de la idea que las mujeres urbanas japonesas son gente
dura, obligadas y capaces de soportar tanto en su vida privada,
cuidar de familiares enfermos, de niños, soportar la economía
doméstica cuando los maridos se van a divertirse, etc. y en su vida
profesional, vivir a contrarreloj, trabajar donde ni siquiera es
fácil pedir para ir al baño, donde se trata la comida como una cosa
material que se despacha nomás, donde no se separan hombres de
mujeres ni en el vestuario, que esa gente igualmente tendría los
nervios y capacidades para matar y descuartizar cuerpos.
Esa idea y la ambientación me
gustaron bastante. Me gustó esa parte documentarista que muestra como la gente bien (bien del tipo clase media, como por ejemplo se imagina el brasileño Kazuo que viene trabajar al Japón) vive de créditos y en un mundo (pos-)capitalista se errosionan las relaciones sociales hasta que no se pueda confiar en absolutamente nadie y para nada, y me gustó la fábrica y el camino del parking, eso son lugares bien trabajados.
Sin embargo, aunque no deja cabos sueltos, le vi muchos detalles improbables y muchas obviedades (el gato, el niño que va a hablar de lo que vio). Eso lo torna todo un poco previsible. Por ejemplo toman riesgos que cualquier lector advierte como errores fatales, eso de hablar en voz alta sobre sus negocios turbios en el trabajo donde todos la escuchan, o llevar un cadáver en un auto rojo pensando que los vecinos seguramente no vieron nada ni sospecharían. La Kuniko no podría ser más tonta, naba, mimada, la otra es muy fría, tanto que ya casi no se queda bien el personaje, ni se cree que una acepte confiar en la otra. El otro no podría ser más malo y el otro más despectivo hacia mujeres de más de 25 años, puede ser verdad que en Japón haya un culto muy grande a la juventud y belleza y que existan muchos hombres así, pero a mí me suena tan simple que le veo una exageración aburrida.
Sin embargo, aunque no deja cabos sueltos, le vi muchos detalles improbables y muchas obviedades (el gato, el niño que va a hablar de lo que vio). Eso lo torna todo un poco previsible. Por ejemplo toman riesgos que cualquier lector advierte como errores fatales, eso de hablar en voz alta sobre sus negocios turbios en el trabajo donde todos la escuchan, o llevar un cadáver en un auto rojo pensando que los vecinos seguramente no vieron nada ni sospecharían. La Kuniko no podría ser más tonta, naba, mimada, la otra es muy fría, tanto que ya casi no se queda bien el personaje, ni se cree que una acepte confiar en la otra. El otro no podría ser más malo y el otro más despectivo hacia mujeres de más de 25 años, puede ser verdad que en Japón haya un culto muy grande a la juventud y belleza y que existan muchos hombres así, pero a mí me suena tan simple que le veo una exageración aburrida.
Todas sufren, hay puntos de vista
masculinos en toda parte (por ejemplo: ellas piensas que no podrían
trabajar en un club/bar porque con 33 años están viejas, o, cuando
una de ellas abre la puerta sin soutien y con la cama deshecha es,
para el hombre que la ve, una mujer tan desagradable para que ningún
hombre aguantaría vivir con ella, etc. etc. eternas preocupaciones
por el que dirán en el barrio). En cambio ninguna parece tener
afecto ni para la pareja ni para los propios hijos.
Acerca de la linearidad: no se sueltan pistas para hacer pensar o para despistar al lector.
Hubiera sido fácil barajar un poco aunque sea el orden temporal para
avivarlo un poco. Por ejemplo dicen "todo va a estar bien si no descubren las bolsas" y parrafo seguido alguien descubre las bolsas. Otro ejemplo "todo bien si fulano no asocia aquel nombre con aquella noticia" y acto seguido los asocia - no da tiempo al lector de olvidarse de las bolsas de como pudo fulano haber encontrado esta información.
( Otra cosa que me molestó y que se
repite mucho en policiales, eso de que el placer y el dolor extremo
estén relacionados o puedan relacionarse, ya, de acuerdo hasta ahí,
pero que las violadas y asesinadas todavía se corran de placer
cuando les estén apretando su garganta y apuñalándolas, esocuéntalo a otro, me parece un insulto a
toda dignidad femenina. Habrá excepciones y síndromes de
Stockholmo, pero no puede ser que se convierta en lugar común. )
La novela tiene pocas frases muy
torpes, es un estilo fluido y limpio, pero tampoco tiene frases o
reflexiones lindos, subrayables, igual debe ser difícil traducir del
japones al español y conservar la exacta
expresión intencionada.
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