26 agosto, 2014

Gabriel Garcia Márquez - El coronel no tiene quien le escriba (1961)


"El coronel no tiene quien le escriba" es un libro muy cortito, pero me dio el típico Garcia Màrquez-feeling. Me encantó. (Re-)Aparece Aurelio Buendia por ahí y también me pareció reconocer la hamaca, el olor a cafè y la lluvia de octubre. La novela tiene a un viejo combatiente y su anciana esposa como protagonistas, a la espera paciente  de una carta que anuncie la concesión de una pensión económica que le corresponde por haber luchado en la guerra civil. La espera dura anios y más anios, es lo que lleva a definir su destino. La mujer del coronel tiene asma, y el gallo se come el maís escaso que entonces no comen los viejos. En el gallo está la esperanza. Leí entre líneas que es esperanza en un país que no valora a los que arriesgaron su vida por él y deja sufrir hambre a su gente.
Este gallo pertenecía al hijo del coronel y promete ganar un premio importante cuando este listo para la rinia. Mientras tiene que comer. La mujer del coronel intenta vender el gallo pero finalmente se arrepiente.  En fin el gallo representa la esperanza, la paciencia, humilde, el recuerdo y la ilusión. 
"La ilusión no se come" le dice la mujer, - "No se come, pero alimenta" le responde el coronel. Esta frase me pareció resumir el libro.
García Márquez puede escribir cualquier cosa y nunca aburre. Me encanta.

Eduardo Mendoza - El misterio de la cripta embrujada (1978)

Fue mi tercer libro Eduardo Mendoza, una satira de novela negra. El tema es policíaco: El caso de la desaparición de una niña de un colegio de madres lazaristas. El protagonista es en un antiguo criminal que está interno en una psiquiatría. Llega a un trato con el comisario: si resuelve el caso, se gana la libertad. Está situada en Barcelona y Aunque ha recuperado el control de sí mismo, sigue teniendo su viejo instinto que le permite incomo abaja con el humor estilo slapstick, mete la pata donde puede, y donde no tambien...
En fin: divierte, pero es pasajero, me había esperado mucho más, hacia el final me aburrí.