29 noviembre, 2020

José Eduardo Agualusa - Fronteiras perdidas (1998)

Es un libro chiquito, de bolsillo con cuentos. Cuentos de África, de viajes, cuentos, sueños, con personajes insólitos casi fantásticos pero al mismo tiempo muy reales, cuentos de la guerra, de la revolución, del racismo.

17 cuentos divididos en dos partes: Fronteras perdidas y Otras fronteras. Los de la primera parte se sitúan en los confines del mundo lusófono y más allá. Senegal, África del Sur, Angola, Portugal, Brasil... las de la segunda parte hablan de fronteras más bien interiores, sociales, raciales, clasistas.

Me gustaron mucho, algunos más que otros. Mis favoritos:

1. Dos perigos do riso

8. Lugar de morança

15. Porque é tão importante ver as estrelas



28 noviembre, 2020

Vivir Abajo - Gustavo Faverón Patriau (2019)

Me dijeron que era lo más potente desde Los detectives salvajes de Bolaño. Vivir Abajo es un pedazo de novela, si se compara con Bolaño imagino que sea por su extensión y su consciencia latinoamericana o migrante en general, aunque las novelas de los dos autores no tengan demasiado que ver, yo. Pero creo que sí, Vivir Abajo, podría tener un impacto comparable a la antedicha. Esta novela brilla sobre todo entre el montón de m**** que estuve leyendo últimamente. Es lo mejor que me cayó en mis manos desde hace mucho (competiendo quizás con Andrés Neuman - El viajero del siglo (2009) y Pedro Mairal - El año del desierto (2005) pero no son comparables, esto aquí tiene mucho más densidad de información, historias diferentes que se cruzan y entrelazan, más información histórica, es mucho más complejo a nivel narrativo, en fin, dudo que sean comparaciones que tengan sentido).

Es una novela de 640 paginas bien estructurada y también de cierta forma circular, o espiral, que vuelve sobre los mismos personajes que parecen muchísimas pero al final no son tantos, y cierra sus historias que están todas conectadas, hasta donde es posible, porque son historias subjetivas y historias reconstruidas. Es un libro que se lee rápido y fácilmente si no fuera por su duro contenido temático que pesa sobre el corazón y hasta me llegó a causar pesadillas en las que me preguntaba si era un asesino justo o no y si tenía que huir o si me entregaba.

Trata de la locura, la ajena y la congénita, la recuperación de pasados, la violencia domestica y la institucional, de difíciles relaciones de padres e hijos, la venganza, de cine y poesía, y de historia y política. De lo privado a lo público, es difícil de decir donde termina un asunto y comienza otro.

No hay simplemente buenos y malos, es la historia de una la longa cadena de venganzas, que claro está, eso nos enseñan las novelas policiales más baratas, nunca son justas, nunca resuelven nada, se complejifican en grado cada vez más, aunque para disfrutar el libro lo mejor es eso, descubrir de atrás para adelante, a través de una reconstrucción, los hechos y los posibles motivos de tales venganzas.

Hay muchas formas de locura, y muchas de ellas surgen a partir de traumas sufridas. Entre todo esto encontramos dos imágenes recurrentes de la locura: La del cuadro de la extracción de piedra de la locura de los cuadros renacentistas holandeses y la del cine herzogiano. Qué imagen podría representar mejor que Klaus Kinsky en las películas de Werner Herzog?

La galería de personajes y los argumentos de novelas esbozadas dentro del libro y los cuentos y anécdotas contados por personajes son tantos y tan variopintos que se merecen una mención especial. Cuánta imaginación, hombre!

Como el autor explica en las entrevistas, el titulo viene de una novela de Fogwill, Vivir afuera. Reseñada acá. También refiere a:

Vivir abajo, en manicomios y cárceles. Vivir abajo, en Latinoamérica. Vivir abajo, en la sombra del padre. 


Está divida en las siguientes partes:
I. La piedra de la locura,  situada en el Perú
II. La salud de Mrs. Richards, situada en Estados Unidos
III. Puentes fragilmente construidos, situada en Paraguay, Argentina y Chile
IV. Las reapariciones,  por todos los anteriores lados

(Respeto a la extensión, no me parece excesiva, excepto por la cuarta parte que diría que se podría haber recortado bastante. A lo mejor otros lectores me contradicen ahí. También me parece algo  un poquito forzado que cada personaje recibiera su doble. La novela ya estaba muy muy buena sin ese juego.)


09 noviembre, 2020

Pierre Lemaître - Irène (2016)

Los policiales al final son todos iguales, por lo menos las primeras 100 páginas me pareció muy aburrido, personajes inverosímiles. Me cuesta leer cosas que parece que ya leí muchas veces.
Esta novela, y sobre todo este autor, tenían buenos comentarios en Internet, hace tiempo que lo veo de vez en cuando aparecer recomendado por amigos con gustos literarios parecidos al mio. En realidad me convencí de comprarlo para regalárselo a mi amiga Irene, pero leerlo antes a ver si es "regaláble".

Las próximas páginas se dejan leer un poco más de fluido, pero igual está lleno de lugares comunes y sobretodo los diálogos me parecen muy mal hechos. El hecho de que se trate de la primera novela del autor lo puede disculpar un poquito. Dentro de su genero diría que no es mala, he leído peores pero tampoco sobresale del montón.

Hay que esperar hasta el ultimo cuarto del libro hasta llegar a un poquito más de ritmo, porque si ya no nos desafiá intelectualmente que por lo menos haya velocidad.
 
Lo típico del asesino en serie, aparecen las victimas mujeres - jóvenes prostitutas - y pronto se establece la relación con casos previos sin resolver. El típico inspector con un estigma, que dirige la equipa de investigación y pronto ve su vida privada envuelta con la profesional. (Esto lo adivinaba ya antes de leer la contratapa). Lo típico, la prensa feroz que amenaza con crear psicosis pública y que sabe todo antes, la jueza implacable que hace presión, el típico forense. El típico retrato psicológico del homicida. Lo único menos típico es que hace un retrato del "mundillo de la literatura", profesores, editores, lectores.

Poco antes del final el autor introduce un giro que logra dar más chicha a la novela. Porque, espero no spoilear demasiado, usa el truco del libro en el libro, tuerce la cosa del forma que las aburridas primeras 100 páginas igual solo son producto de imaginación, disfume un poco la separación "realidad" y la ficción, pero no logra dispersar mi sensación del dejá-vu.

No sé si llega a ser "regaláble". Que sea la primera novela del autor es un dato atenuante.



08 noviembre, 2020

Ariana Harwicz - Precoz (2016)

Llegué a esta novela por un podcast de ivoox. Me atrapó en seguida, es original, fuerte, se te pega. Precoz es de estas novelas con voz propia, aunque tan corta que quizás sea más propicio llamarlo relato y no novela. Para ser novela le falta algo de desarrollo a la narrativa, aunque no es que no tenga. Trata de una madre que sigue sus instintos en cuidar a su hijo, intentándolo, luchándolo, remándola, aventurarse y hacer las tareas de supervivencia. Está desconectada de la sociedad y no le importa, aunque por otro lado, o por momentos, sí le importa o por lo menos se da cuenta. Es compañera del hijo, admiradora, los dos cultivan una dependencia entre si con una especie de fatalidad que dinamiza su especial relación en la que disfuma la individualidad. La voz narradora, la madre, mezcla el antes - cuando él era bebé, con el ahora, cuando le crecen ya pelos en las axilas y cuenta desde la subjetividad al estilo de: tengo el sistema nervioso muy lleno pero le hago frente. O tengo el pensamiento difuso de algo habré hecho porque viene un gendarme y me ofrece ayuda. 

El padre maneja jornaleros de la viña. O no es el padre pero el novio que cela con el hijo por el amor y el odio de la mamá. De paso habla de lo peor de la cultura francesa, foie gras y la caza donde y cuando apetezca, borracheras y carreras de coche, suburbios infinitos.
Ariana Harwicz es argentina y vive en Francia. Escuchen el podcast de Leer es un placer (muy muy bueno!) porque no lo puedo describir mejor:  https://www.ivoox.com/ariana-harwicz-precoz-audios-mp3_rf_10459001_1.html
 
Actualización:  Por el estilo y temática me recuerda un poco a las novelas de Iosi Havilio, Opendoor y Paraíso, reseñadas aquí.