02 enero, 2016

Houellebecq - Plataforma (2001)

 

Plataforma es la tercera novela que leí del autor y como de costumbre Houellebecq nos cuenta también aquí del occidente en decadencia. Aclaro que (creo) que lo leo más por curiosidad sociológica que literaria. 

A primera vista en Plataforma hay una historia medio sosa de amor, mucho sexo y mucho turismo. Una mezcla de pesimismo cultural, tipo sátira con fondo crítico. No voy a revelar el final de la novela, pero digamos que es previsible conociendo el autor.

El protagonista de esta novela narrada en primera persona se llama Michel, igual que el autor, es un típico parisino de mediana edad, burócrata, trabaja en un ministerio como también lo ha hecho el autor. Se halla en medio de una especie de midlife-crisis. Aunque no tiene problemas financieras, pero siente su vida vacía y carente de sentido, suele pasar su tiempo libre solo o con prostitutas. Al morir su padre, sin que esto le despierte muchas emociones, decide hacer unas vacaciones en Tailandia donde ya había estado una vez. Ahí conoce a Valérie, una francesa que trabaja en una agencia de viajes. Con ella parece haber encontrado el amor en el que nunca creyera y de vuelta en París, los dos emprenden un nuevo negocio turístico enfocándose en el turismo sexual, lo que se convierte en un éxito de gran escala hasta llegar al límite.

Si bien en Plataforma, como en todas las novelas del autor estén intercaladas incontables comentarios del narrador hacia los cuerpos de los otros, sean francesas, turistas, chinos, casi siempre de forma despectiva siendo esta la única forma en la que el protagonista se relaciona con el mundo, también logra un retrato crítico de la clase de ejecutivos nuevos ricos, franceses. Representa el mundo occidental en general, por el que el protagonista solo encuentra atributos negativos,  y es como si los personajes están conscientes de que forman parte del mismo mundo que les repugna. Como en Las partículas elementares Houellebecq intenta entender la cultura (pos-)moderna a partir de su sexualidad. El oriente, o al menos el oriente de algunos países, está contrapuesto como "paraíso". Aunque a primera vista un libro mediocre, burdo, que parece venderse únicamente a base de su contenido  de sexo explícito, - y el autor le da tanto a eso que en total hay mas escenas de sexo que otras- alberga también planos más sútiles con momentos muy interesantes, como referencias al positivista Auguste Comte y esta cita de Rachid Mirou: 
       En resumen, el turismo como búsqueda de
       sentido, con la sociabilidad lúdica que favorece
       y las imágenes que genera, es un dispositivo de
       comprensión gradual, codificada y no traumati-
       zante del exterior y de la alteridad
.

Creo que he subestimado a este autor, Los elementos particulares no me gustó tanto, ni Sumisión.  Admito que lo leí por la curiosidad que me provoca su éxito comercial e porque sabía que iba a ser una lectura fácil e rápida.

No puedo garantir que gustarán del libro si lo leen con expectativas mas altas que yo. No me encantó, pero tampoco disgustó. Pero tengo que decir que el sexo me aburre a la larga y ni hablar del final esperable.

Encontré unos ilustraciones preciosos de Alain Dual en la net que me parecen buenos para dar una primera impresión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario