13 octubre, 2019

Kobo Abe - Encuentros secretos (1977)

Es una novela de intriga o podria clasificar como policial, pero la historia se torna cada vez más rara, enmarada, pierde bastante de su estructura inicial hasta el punto en que me pareció haber ya solo personajes raros que dicen frases sin sentido hiladas con  imagenes desconcertantes o sinsentidos. Podría ser una distopia. Diría que es de aquellas en las que más vale el ambiente que el argumento. Comienza con una situación insólita: una ambulancia no llamada llega de madrugda y se lleva la mujer del protagonista. Luego él se dedica a buscarla, pero no sabe si fue un secuestro o si fue ella que lo quiso engañar.
Me costó un poco entrarle al libro, estuve por dejarlo varias veces, pero como fue editado por Eterna Cadencia, una editorial de confianza hice el esfuerzo. Me divertí un rato, pero no me gustó demasiado. Pero al final resultó también tener de esos personajes que se olvidan muy fácilmente. No es mala la novela en sí, y no habrá falta gente a la que le guste bastante más que a mi, pero no la recomiendo personalmente.
Cuando el protagonista llega al hospital donde supuestamente fue ingresada su mujer - de ningun personaje se saben los nombres - se da con un hospital tan grande como una ciudad al que inicialmente es difícil de acceder, termina pagando a un servicio que le ayuda en eso, y del que es difícil de escapar. Hay toda clase de absurdidades en las que la compraventa de organos es lo menos insólito. Rige una vigilancia total con un sistema de miles de micrófonos escondidos, hay aparatos electricos usados en la medicina y miscrocomputadores que al tiempo que se escribió el libro eran imaginación especuladora aunque hoy puedan existir.
La estrutura del libro no es linear, nos enteramos por los hechos en retrospectiva através de los cuadernos que un tal "Caballo" manda escribir al protagonista relatando su periplo para que eventualmente alguien que los lea lo pueda encontrar.
Después de algunos encuentros infortunos y fortunos en el que muere una persona el protagonista es nombrado jefe de guardia y le entregan una bata con insigia de la correspondiente autoridad. Ahora en adelante tiene que actuar según este rol fingiendo reunir competencias y expresando ordenes, también le dan acceso a las salas de escucha. Pero su mujer no aparece en ningún lado. En cambio aparece una niña que al parecer tienen presa en una cama de hospital alegando que está enferma, pero en este hospital muchas condiciones de enfermedad parecen inventados y absurdos, de modo que se empeña a intentar salvar a la niña. Dicho de paso que la niña se masturba constantemente y hay mirillas en la pared para observarla y que además de eso abundan las referencias vulgares a la sexualidad femenina y la potencia viril. Hay fotos de caballos copulando por los pasillos, el subdirector se orgullece de sus 7cm de diametro y 19cm de largo. Hacen experimentos raros, la mayoría relacionados con la sexualidad, y hasta concursos de orgasmos femeninos.
El Caballo le manda escribir las memorias cuadernos así se contrasta lo auditivo - toda la información se junta y se maneja a partir de la escucha - y lo escrito que se basea en lo subjetivo y la reflexión del héroe.
Conozco muy poco la cultrua japonesa y no sé si estas cosas se corresponden con una imaginación perversa japonesa cultivada culturalmente y a lo mejor reprimida un poco, de modo que esta novela en 1977 seria un producto cultural de temática excepcional.
Me resulta curioso saber que el mismo autor se recibió de médico.
Hay semejanzas a las novelas de Levrero, que suelen ser pesadillas, pero en estas siempre hay un yo más fuerte.

Santiago Lorenzo - las ganas (2015)


Es la historia de Benito, un químico, amante del chichón e inventor que intentar comercializar su producto (una pócima para frenar la degradación de la madera) del que le acaban de asignar la patente. Una empresa inglesa le mostró interés pero después duda y se envuelve en silencio y Benito asume la tarea de llamar e insistir y todo con su pobre inglés del instituto. Pero lo que le aflige es que hace años que no la pone, no folla, no coge, no garcha, no porla (Lorenzo se inventa palabras propias) a pesar de ser aunque guapo no, pero un buen chico y inteligente. Conoce una chica que podría ser su par perfecto, una estudiante de química y amor en persona pero estan todas las trampas de meteduras de pata que impiden su felicidad.

Hace poco vi una peli madrileña (El día de la bestia) y el tipo de humor se asemeja a el de los libros de Santiago Lorenzo, pero claro en versión textual y no visual. Es un libro de humor del estilo de todo que puede correr mal, va correr mal. En el medio hasta hay cosas que van por buen camino, pero aún así me pareció bastante previsible. Sí, con algunas frases me rìo mucho, sus descripciones y juegos de palabras son buenos, sí que no digo que perdí mi tiempo, pero a pesar de eso no entiendo por que sus novelas son tan valoradas. En si me gusta la onda de Santiago Lorenzo, sobre todo el rol que juegan en sus novelas los espacios y en este caso los barrios de Madrid, me gustan también sus personajes aunque algunas se parecen mucho entre si, pero sus argumentos me saturan al poco tiempo. Hace poco me he leído Los millones del que al final concluí que me gustó más que Las ganas y tengo por aqui también Los huerfanitos.