Shuggie
es la historia de una madre víctima de la pobreza y del alcohol
contada desde el punto de vista del hijo más pequeño, Hugh Bain,
llamado Shuggie. Es un libro que conmueve, no solo por cómo el niño
cuida a su madre, Agnes Bain, sino sobre todo por como nos hace
querer a la madre y entenderla. Debe ser difícil escribir un libro
así y no caer en los “poor me’s”, pero el autor encuentra la
voz, es muy agradable de leer a pesar de la dureza de su tema.
Se
trata de la primera novela del escritor escocés (ahora reside en
Estados Unidos) Douglas Stuart. El hombre parece extremamente
simpático, recomiendo que vayan ver alguna de sus entrevistas en
youtube.
Corren
los años 80 en el Glasgow postindustrial, un paisaje bastante
desolado. La gente se divide entre Catholics and Protestants. Los
hermanos mayores de Shuggie abandonan a la familia bastante pronto, y
esta ausencia se hace sentir, la sentimos con Shuggie, también
porque escribe tan bien que luego de introducir los caracteres de los
hermanos queremos saber más de ellos, aunque con 448 páginas se
puede decir que ya se extiende bastante. Igual pasa con el padre y
otras figuras paternas, que exceptuando ciertos periodos brillan por
su ausencia.
La
historia es inspirada – a más o menos grado de similitud, como el
autor explica en las entrevistas, en la vida de este mismo. Es una novela
sobre todo que son capaces soportar/hacer las mujeres y los hombres y
los niños. (Intentos de suicidio, guerras entre vecinos, bullying
entre colegas de escuela). En todo caso es una novela que por sus
personajes me va a quedar en la memoria.
Agnes
vive con sus padres, los abuelos de Shuggie. Hasta casi sus cuarenta
años porque su pareja es un dandy, un conductor de taxi (tiene uno
de esos Hackneys) que vive de noche y evita formalizar la relación.
Un día Shug (el segundo marido y padre de Shuggie) los lleva a vivir
al Pithead scheme, un barrio social de casitas de obreros, en las
afueras al lado de las minas abandonadas, un sitio feo y además
peligroso, hay pozos, barro movedizo, fabricas desmanteladas y un
montón de desempleados desesperados dando vuelta. Ahí Shuggie pasa
la mayor parte de su infancia. Shug padre aparece aún menos por ahí.
La familia sobrevive de los pagos semanales de desempleo y las
asignaciones por hijos.
El
libro está lleno de detalles ilustrativos y sin perderse en
descripciones. Tiene suspense, tiene humor. Me encantó el lenguaje,
“Aye” for Yes, “lad” y “lassie”, “wee”, “wean”,
etc. Douglas Stuart recrea el dialecto de Glasgow, cosa que para un
lector no nativo puede ser un desafío. (Tuve la suerte de haber
tenido un profe de inglés que pasó parte de su vida en escocia,
entonces muchos términos me sonaban familiares y me recordaban al
colegio).
Un must read!