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19 julio, 2020

Andrés Neuman - El viajero del siglo (2009)



Debe ser mi libro del año 2020. Pensaba que no lo iba a terminar más, pero eso fue bueno, porque me gustó mucho.
Es una novela capaz de recordarte lo extasiantemente bueno que es el enamoramiento y hacer que la muerte de un personaje duela de verdad en el alma del lector.
Son 530 páginas de novelón sin división en capítulos apenas estructurada en cinco partes, de digestión fácil, aunque sin duda podían haber sido más recortados en algunos sitios.
  1. Aquí la luz es vieja
  2. Casi un corazón
  1. La gran manivela
  2. Acorde oscuro
  3. El viento es útil
Estamos en el siglo XIX, en Wandernburgo, ciudad móvil, ficticia desde luego, móvil por así decir porque históricamente le tocaba pertenecer ora a Sajonia, ora a Prusia, más o menos entre Berlín, Dreden y Leipzig, pero también “móvil” porque es laberíntica, las calles parecen nunca estar donde uno las recordaba. Corren más o menos los años 1820 aunque debe entenderse eso también no exacto pero más o menos fluctuante o móvil.

Es primeramente una gran historia de amor, protagonizada por Hans y Sophie. Se incluyen innumerables cartas y billetitos de amor. Las cartas de amor de los dos llegan de formales, juguetones hasta ser tan literales como pueden ser.

Hans el viajero, eterno extranjero, llega ahí en carruaje, se instala provisoriamente en una posada extraña, con costumbres un poco raros y al cabo de unos pocos días decide y no se decide irse, se va quedando como quien no quiere la cosa. Su trabajo de traductor se hace por correspondencia y no le impide viajar y errar por ahí.

No hay telégrafo en Wandernburgo y sus habitantes son bastante antipáticos sobre todo en invierno, aferrados a la tradición, a la etiqueta social, a sus jerarquías de familias, predominantemente católicos. Sin embargo es un sitio simpático, sobre todo en verano, la ciudad captura a Hans el viajero y otros personajes que están de paso, pero no se convencen en abandonarla.Hay en estas tierras instalados fábricas industria textil, explotaciones agrícolas, una burguesía como clase dirigente y los pertenecientes a la iglesia.

Hans conoce y se enamora de Sofía, hija de un burgués ya no tan rico, pero de muy buena familia, y prometida a Rudi Wilderhaus, un joven noble de alto rango. También se hace muy amigo de un músico de calle, un viejo organillero que vive humildemente en una cueva en las afueras de la ciudad cerca del Rio Nulte. Se puede decir que Hans se mueve y traduce también entre diferentes clases sociales.

En la casa de Sophie se organiza un salón literario en que se habla de política, de literatura, música, filosofía, teología, cuyos reuniones semanales se relatan pormenorizados y donde conocemos a los contertulianos uno por uno con sus posiciones y opiniones y asistimos al acercamiento entre Sophie y Hans. Sophie es la moderadora excelente, siempre comedida, conciliadora, provocativa, inspiradora, el alma del salón. Disimuladamente Hans se queda observándola a tráves de un espejo, fascinado por su carácter no solo educado, pero inteligente, bella, dueña de si mismo. Comprende que el único camino de entrar en contacto es a través de su participación activa en el salón, ya que como un simple forastero de pelo largo, birrete jacobino, sin propiedad o rango no puede aspirar en encontrarse con ella solas. Más adelante es ella que toma la iniciativa y consigue la manera de evadir las convenciones bajo el pretexto de una colaboración literaria que emprenden.

El verano que se extiende como un paréntesis, posibilitando reuniones privados y escapadas al campo. El viajero del siglo tiene como eje temático (además del amor) la traducción el oficio del traductor, y de la escritura. La traducción como puente, el amor como traducción. Corrigen, traducen, recopilan, escriben ensayos, leen a Heinrich Heine, Camões y Bocage.

Por momentos parece una novela de educación o de formación (soy adepta del género). Neuman se sirve de un narrador omnisciente, su realismo capta “todo” hasta las emociones del perro y las situaciones miserables de los trabajadores de las fábrica, de los campesinos sin tierra y la doble vida de los sirvientes, o de la hija de la posada. También se incluyen las entradas que hace el padre en su libro del estado de almas.
El viajero del siglo no es lo que se dice una novela histórica, sin embargo explica el contexto de la encrucijadas de situación política de Alemania y Europa y las discusiones sobre narrativa, drama, poesia, filosofía románticas que tuvieron lugar en la época. De alguna manera siento también que todo esto podría suceder de forma no muy diferente ahora en el siglo XXI.

Por ejemplo hablan en el salón de la aparente disyuntiva de idea racional versus emoción, la idea de Europa, las aduanas, de Francia, Napoleón, la restauración, literatura-mundo, siempre vuelven al tema del nacionalismo. Discuten a Kant, Fichte, Herder, Schlegel y Hegel, Novalis, Goethe. Leen a Schiller, Calderón y Quevedo.
Sophie insiste en hablar de la opresión de la mujer pero afirma su feminismo en reflexiones más complexas de simples reivindicaciones o rebeliones.
Neuman logra que el lector concuerda que algunos casos es más sabio y más valiente hacer caso al padre y aceptar el casamiento y solo clandestinamente desobedecer y no huir con Hans. El autor hasta logra hacer que el noble Rudi, futuro esposo que no tiene mucho interés de las artes o de ámbitos sociales por debajo de su nivel social merece simpatía y un poco de pena.

Es impresionante la investigación histórica que debió de hacer Neuman, las revistas literarias, la poesía joven alemana, los libertinos franceses, la censura personajes celebres, acontecimientos, costumbres, nombres de diferentes tipos de carruajes y por ahí fuera (no sabía que se tomaba tanto café en la época).

Para una buena introducción al autor y libro pueden escuchar esta entrevista aquí: #4: Andrés Neuman - “El viajero del siglo”  -->  http://www.ivoox.com/32150018
Muy recomendable.


17 julio, 2020

Juan José Saer - La pesquisa (1997)



Estoy comenzando a considerarme saeriana, como se dice, aunque no leí aún muchas novelas de él, las que leí me gustaron mucho, me encantan estas observaciones al detalle de lo cotidiano, las reflexiones psicológicas, las frases largas entrecajadas, pero tengo muchos peros con La pesquisa. La tuve mucho tiempo guardada como una preciosidad que me quede guardada para cuando quiera leer algo realmente bueno. Me gusta Saer y muchas personas con gusto literario afín me han encantada con sus reseñas. Pero, no llegó a alcanzar la marca alta de mis expectativas, cosa que me suele suceder cuando me imagino las novelas en un rellano tan alto.

La pesquisa continua el universo entrerriano de la gente allá por Colastiné, del que forma parte Nadie Nada Nunca y otras como El limonero real y Glosa, por ejemplo. Es Pichón que se junta con Tomatis y Soldi y cuenta una historia situada en París, el cuento policial se insiere como trama principal de la novela.

Intento ahora desentrañar los porqués de mi leve decepción. La pesquisa es un policial quizás demasiado clásico para mi gusto, o al menos tenía la sensación de haber leído ya esta historia del asesino en serie que mata ancianas en la ciudad y cuyo autor parece tener dos personalidades, (creo que tanto se puede revelar). También me parece un recurso barato contrastar un calor de verano extremo con un frío intenso, aunque puede a veces está muy bien aplicado, y desde luego las historias situadas en diferentes partes del mundo suelen contrastarse así, pero siempre encuentro eso en policiales, queda aburrido, no? Y para terminar está el hecho de que me parece completamente inverosímil. Y bien, a veces eso no tiene mucho que ver, porque una historia bien escrita nos convence desde otro lado ya nos interesan más los personajes y el ambiente, las sensaciones y momentos creados de que si el hecho fue o puede ser verdadero o no. Pero a veces, en mi experiencia, la falta de verosimilidad le quita bastante de sabor a la cosa.

También reseñada acá de Juan José Saer El Entenado.


 

06 julio, 2020

Iosi Havilio - Paraísos (2012)



Paraísos es la continuación de Opendoor (2006), pero se entendería bien sin haber leído la primera parte. Las dos se leen rapídisimas.
Es la misma subjetividad sin nombre nos guía, narrando en primera persona. La novela comienza de golpe: Jaime, su compañero ha muerto y los echan a ella y a su pequeño hijo de la granja de Jaime y del pueblo Opendoor (con su psiquiatría), cerca de Luján, Buenos Aires.
Tiene el mismo ton que no es exactamente depresivo, pero algo letárgico; la protagonista evade las emociones fuertes, evade las búsquedas por la racionalidad o el sentido. Aparece también el personaje de Eloísa, en Opendoor aun casi adolescente, por la que la protagonista siente cierta atracción, ahora se convirtió en una chica loca que anda de fiesta en fiesta, buscándose y su lugar frenéticamente.

Pensaba que Opendoor giraba alrededor de la idea de las formas de amor y de la alienación. En Paraísos, sin embargo, está claro que el asunto que trasluce en todas las páginas es la animalidad: la pasividad y pasión (como lo expresa B.Sarlo en el comentario de la contratapa).

Aparecen un montón de animales, la protagonista ahora vive en Buenos Aires, pero por azar consiguió un trabajo en el zoológico. La animalidad también se puede asociar a la parte animal de lo humano, tantas veces negada o suprimida, las pulsaciones, los miedos instintivos, gestos de protección. Por ejemplo hay muchas escenas en las que la protagonista va a orinar, detalle que en las novelas se suele omitir. Eso permite una lectura poshumanista, (como lo sugiere J. Yelin en un ensayo).
Hay varias muertes inexplicadas o incomprensibles (Jaime, la iguana, en Opendoor: la chica), que quizás se pueden relacionar con lo animal, ya que tomamos la muerte de  animales como algo más cotidiano que la muerte de una persona.

El titulo hace referencia a varios paraísos "artificiales", los arboles con este nombre, artificial o falso porque sus semillas son venenosas; el zoológico; las drogas y en especial la morfina; la casa del novio de Eloísa que es de una riqueza increíble, protegida por muros y cameras, con búnker; la reserva ecológica del Río de la Plata: "De pronto la ciudad se calla y comienza la ilusión de lo natural.." (211) donde hay "una serie de plataformas con telescopios a monedas como ametralladoras de pie" (211). La naturaleza ahí se presenta como "un sendero amplio y terroso" poblado de ciclistas, exploradores, jubilados y un desfile de personajes extraños entre la soledad y el exhibicionismo"(211) ; el río como "una placa inmóvil, como cemento marrón" (211). Es una "playa de escombros, cascotes y basura endurecida" (212).

En fin, me gustó bastante, sin llegar a pensar que sea imprescindible.
El final permite que haya una tercera parte, que quizás Iosi Havilio este escribiendo en este momento. Y ahí sí, las tres partes juntas serian una buena novela, separadas están bien, pero algo cortas y algo inconclusas.


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