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02 marzo, 2021

Horacio Castellanos Moya – Moronga (2018)


Moronga es el apodo de un personaje de la novela, también refiere la morcilla y, en lenguaje vernacular centroamericano, el miembro masculino.

La novela está buena, en el sentido de que no es mala, me divertí con ella, pero creo que está lejos de ser muy buena, la segunda parte se me hizo un poquito larga y la tercera no creo que aporta gran cosa a lo que ya se sabia. Por su temática me acordó la novela Vivir abajo de Patriau aunque obviamente sin llegar a la genialidad de aquella.

El autor se puede considerar salvadorense, es oriundo de Honduras pero ha vivido mayor parte de su vida de infancia y juventud en San Salvador y después también muchos años en México y en varios otros países, es un autor prolifero y reconocido. Es la primera novela de él que cae en mis manos, pero su nombre me sonaba ya, de haber leído sobre su obra El asco.

Moronga es una novela situada el metier académico, “campus novel”, mezcla con thriller/suspense, novela negra o de espionaje. En este sentido es quizás comparable con El camino de Ida de Piglia.

Está divida en tres partes, o sea, dos partes y un epílogo, de los cuales la primera tiene de narrador en primera persona a José Zeledón, la segunda a Erasmo Aragón, ambos rondan los 50 anios de edad y han pasado su juventud participando en la guerra civil salvadorense que les dejó traumas y la permanente sensación de ser vigilado y perseguido. Ambos están emigrados a Estados Unidos. En el epílogo se narra la investigación de un tiroteo que se produce en Chicago y en el que los dos personajes se ven indirectamente involucrados desde el punto de vista de los forenses encargados de ello.

Me parece que lo que quiso mostrar el autor es el facto de que la guerra deja huellas en los sujetos que perdieron sus amigos y su familia y que a causa de eso son incapaces de confiar en nadie durante el resto de sus vidas, desarraigo que los limita considerablemente en su calidad de vida. La paranoia, las cadenas de complots y venganzas que son muy largas y turbias. Esto quedó claro, y el autor pudo haber desarrollado un poco más la trama, la narración, pero se queda en esto. La historia de (contra-)inteligencia y traición que cuenta es bastante simple, los cabos se atan con facilidad. Me hubiese gustado que volviese al final com Zeledón, personaje que me atrapó al inicio. (En el desenlace pierde la vida un personaje menor, cosa que no me pareció un desenlace potente, este personaje no era tan importante y estaba asumiendo este riesgo...)

Se contraponen a esto los miedos de esta otra cultura adonde los personajes han huido. En el país “de la paz y de la seguridad” cualquiera puede ser denunciado (conveniente aquí la acusación de acoso sexual difícilmente verificable) y metido preso por alguien con dinero para buenos abogados por cualquier nimiedad u malentendido. Así, Zeledón, por ejemplo, pierde un empleo como conductor de buses escolares porque es acusado de seguir a una maestra, a la que se había cruzado por acaso en una tienda y en el gimnasio. El otro personaje vive lleno de miedo de una mala reseña en el sistema de Airbnb porque depende de los ingresos que este sistema de subalquiler le proporciona, otro personaje esta absorbida por el miedo de que el marido la engañe. Puede que haya aún una relación entre la absoluta desconfianza en la que viven y el comportamiento sexual compulsivo e siempre frustrado de los protagonistas.

Zeledón incluso llega a trabajar como especie de espía universitario, solo que completamente legal, formas de prevenir acoso social y ataques terroristas en el campus. También llega a un empleo, más o menos por acaso, en una empresa que colabora con la policía en el control de las pantallas en tiempo directo de las cameras de vigilancia el espacio publico, las salidas de los bares, los parques de estacionamiento.

Pero aún la vigilancia casi absoluta y las fuerzas de seguridad estatales entrenados no pueden ni prever ni evitar el tiroteo final.

El narrador en primera persona de la segunda parte, Aragón, cae mal, que no es confiable, una persona histérica, obsesivo consumidor de porno, siempre buscando excusas para justificarse aunque sea ante su mismo, buscando ligar con mujeres de una forma un tanto rara, no sé explicarlo de momento. Es un ejercicio de estilo de escritura, pero cansa un poco, es una forma de narrar algo repetitiva, sin finalidad, quiero decir este personaje pedante al final no hace nada de extraordinario.

Lo que me pareció interesante de la descripción de la vida en Estados Unidos es que ahí casi todos los personajes que menciona son migrantes, están además de los latinos, alemanes, chinos y hundúes.

Hace muchas referencias a series (a Zeledón le parece vivir en una) de los que yo no vi ninguna, los Sopranos, the Wire, Breaking Bad. También refiere mucho la tecnología, que su i-pad, su Facebook, su Gmail, Googlemaps y GoogleEarth, Airbnb, etc.



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