De la autora ya leí Las cosas que perdimos en el fuego (2016) que, creo, es la segunda parte, o la continuación de Los peligros de fumar en la cama. Su estilo es muy reconocible. En los doce cuentos que componen esta colección, en general protagonizados por mujeres, a veces contados en tercer persona, a veces en primera, Mariana Enríquez, amiga de la también escritora Samanta Schweblin, recorre a los mismos recursos que en Las cosas que perdimos en el fuego (2016). Son relatos de terror: todo gira a través de culpas, sacrificios y debilidades. La narradora ve cuerpos (anormales, deformes, enfermos) en todos lados, en el Riachuelo de Buenos Aires, en las provincias, en la casa de la abuela, hasta en Barcelona. Toman la forma de apariciones espectrales, brujas, muertos que vuelven a la vida... irrumpiendo con sus cosas que no fueron expiadas y quedan debajo de la superficie de los lugares y interrumpiendo la vida de la gente común empujando hacia situaciones-limite. Al igual que en la secuela, los cuentos se sitúan en el sur de Buenos Aires y el norte del país y en el presente. Las imágenes creadas por la autora son impactantes, dejan una huella, de forma que no me voy a olvidar de algunos de los cuentos. Los mejores son de más difícil digestión, como algo fuerte que tiene un considerable peso propio. Y sin embargo son de fácil lectura, son prolijos, no les sobra texto. Además son coherentes entre si, no sé si se cumplimentan, pero tienen un fuerte denominador común.
Lo único negativo que puedo decir es que, por veces, los temas y cuestiones me suenan muy conocidos, diría que se repite un poco. Y de vez en cuando también repite los nombres de los personajes, eso ya no me molesta, hay muchos Pablo en sus cuentos, muchos Diegos, Julietas y Marielas. Los libros de cuentos de Enriquez se leen muy rápido, en una o dos tardes me acaban los cuentos.
Llegué a la conclusión que es como una serie televisiva en que todos los capítulos se parecen entre si, pero nunca sabes donde se suelta el tornillo de ahí su carácter adictivo.
Llegué a la conclusión que es como una serie televisiva en que todos los capítulos se parecen entre si, pero nunca sabes donde se suelta el tornillo de ahí su carácter adictivo.
El desentierro de la Angelita
Este cuento me gustó bastante, había leído un cuento parecido en el otro libro que leí de Mariana Enriquez. Es sobre como uno puede aprender vivir con sus monstruos o fantasmas.
La Virgen de la tosquera
Otro muy bueno, la adolescencia, el verano y el peligro de lo prohibido que siempre anda tan cerca. La autora siempre está atenta a las realidades y deseos de los adolescentes, como víctimas y como personas crueles, como cómplices, eso me gusta mucho. Quizás este sea el "menos fantástico".
El carrito
Este cuento promociona la idea de la venganza "de las manos invisibles" de las injusticias sociales. No me gustó tanto.
El aljibe
Un cuento sobre miedo, la brujería correntina y cuadros psicóticos.
Rambla triste
Es una historia de argentinos en Barcelona. En su lógica muy parecido con "El carrito", no está mal, pero a esta altura el tema ya se empieza a repetirse.
El mirador
Un poco aburrido, curiosamente se adopta el punto de vista del fantasma, que necesita relevo.
Dónde estás corazón?
Me encantó, es un tema diferente, un punto de vista muy inusual. Géza Csáth y otros maestros del cuento de terror se quedan cortos con este cuento. Es una violencia diferente, erótica, muy buen descrita.
Carne
Me aburrió.
Ni cumpleaños ni bautismos
Me recordó el cuento "Verde rojo anaranjado" de Las cosas que perdimos en el fuego, pero es diferente. Un chico se compra una cámara de video y recibe encargos inusuales para ganar dinero. Me gustó.
Chicos que faltan
Está bien, pero muy parecido con "Rambla triste".
Los peligros de fumar en la cama
Me gustó bastante. Hubiese sido también bueno como introducción en lugar del primer cuento.
Cuando hablábamos con los muertos
Otro de cuerpos desaparecidos, está bien.
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