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19 noviembre, 2013

Cómo lo conocí a patablanca - parte I


Hacer autostop tiene cierto carácter aventurero.
Para mi ya no tiene el mismo sentido aventurero que tenía cuando comencé a viajar de esta manera. Ya no me siento insegura, al contrario, me siento lo más segura de que llegaré a mi destino (o uno mejor) dentro de poco tiempo y no sufrir hambre ni demasiado frío en el camino. Sin embargo por suerte sigo viviendo aventuras. Voy de pueblo en pueblo "off the beaten path" o con 180km/h en la ruta. Me hago camino de estación de servicio en estación de servicio. Esta historia comienza con que no tenía bolsa de dormir apta para dormir con menos de 20 grados de calor. Casi que estuve dispuesta a comprar una, pero al ver las diferentes formatos y sobretodo los precios dudé. Lo mencioné a un amigo y justo le sobraba uno bien calentito y me lo regaló. Mi viaje pudo comenzar.

Primero fui de Augsburg a Suiza. No esperé nunca mas de 2 minutos, pero esta vez era de pueblo en pueblo literalmente. Eran todos viajes de unos 20 km y salir de la autopista, pero quien rechazaría un ride a un conductor amable? Encima si para todos era al primera vez de levantar a un autostopista, y que normalmente no lo hacían. Augsburg, Landsberg, Buchloe, Bad Wörishofen, Memmingen... Fui con una camioneta que transportaba partes de BMW y paramos a entregar la carga (ya tengo a Mercedez, Bmw y Porsche en mi lista de camiones de partes de autos que me llevaban en su reparto). En fin, me llevó bastante tiempo llegar a mi destino, aunque no tuve que esperar nunca más de 5 minutos, cuando llegué, ya era muy oscuro y llovía fuerte.
 
Dormí en la casa de un amigo en Winterthur. Próxima etapa, el día siguiente.
Me habían dicho que el autostop en Italia era jodido, es más, existe un acuerdo en todos los foros de autostopistas, que sobre la hitchability de España se discute de si es muy dificil o casi imposible, para Italia todos dicen unánime: casi imposible. Menos si no hablas italiano. Estaba un poco nerviosa, era invierno y se hacía de noche a las 16 y media. Tenía miedo que oscurecía y yo en el medio de una montaña, en invierno sin carpa, ni absolutamente nada. Suerte que no tuve que ir muy lejos, solo hacia el norte, justo detrás de la frontera, a Chiavenna, donde vive otro amigo que quise ir a ver.
Me preparo ante cada viaje consultando (el dios) googlemaps, que se supone que te dice cual es el camino más rápido. Esta vez me dijo que hay que ir a Lugano y después volver al norte, a la orilla del lago di Como, bastante complicado. Pregunté a mis amigos y me dijeron que no, que había caminos más fáciles, hay dos pases de montaña, uno muy directo, pero cierra al caer el primer copo de nieve y otro, no tan directo, pero seguía abierto casi todo el invierno. Es decir que Google indicaba un camino desvío 100 km más largo.

Descansé y al otro día salí bien temprano. Mi amigo me sentó en el primero auto y le indicó a la conductora en suizo adonde ir. Yo no hablo suizo. Al principio tuve que volver el mismo camino del que había venido, hacia el este a la frontera con Austria, Alemania, Lichtenstein. Se planificó que yo iba tomar el pase más directo (Splügen) que según decía en Internet por la mañana seguía abierto, aunque a estas alturas ya había nieve en Alemania y que me iban a avisar por celular por si cerraba. En este caso tenía que bajar de la autopista unos kilómetros antes, que es un poco complicado, no hay estación de servicio, es justo antes de un túnel, pero los autos no van tan rápido, se puede estar en la banquina, no te preocupes. Bueno, no me preocupo.


Al principio no me iba mal, llegué a la estacion de servicio St. Margreten (3 veces Autostop en Suiza y ya me las conozco todas). Es ahí done el 90% de los autos van a Austria y el resto a Alemania, yo tuve que ir al sur. Había muy pocos autos, pregunté a todos sin excepción. La mayoría era gente vieja que me miraba con lo que no sabía si era miedo o asco.
En Suiza, el autostop es totalmente posible, no es como Alemania, porque lógicamente a mayoría de los autos no recorren caminos tan largos y por las montañas obviamente tampoco se puede ir tan rápido. En comparación las estaciones de servicio suizos son chiquititos.

Seguía en St. Margreten, era cerca del mediodía ya, 4 horas hasta que oscurece, y faltan 300km en el peor de los casos. Ya me veía ahi, a las 4 de la tarde, pensando si volver a Winterthur o a Alemania. Si no venía un auto pronto.. Todos iban a Austria, no me miraban con un no me hables, no me arruines mi día y ni siquiera respondieron el „Buen día“.

De repente vi un auto con una matrícula italiana, me traté de obligar no poner cara de deprecio y seguir preguntando. En el auto estaba sentada una mujer y otra, edad mediana, vestida muy chic, estaba fumando. El chofer estaba pagando en la caja. Era bien hombre de negocios, con lentes, canas y un pulover rosado encima de camisa y corbata.
Pensé, que no era la hora para tener orgullo falso, no tenía nada que perder y eché a correr a hablar con el hombre antes de que se suba al auto. En este momento pensé que nunca se pregunta a las mujeres, siempre es el hombre que conduce y quien decide. Ciao! Scusi, parla ingese? No? Bueno, parla spaniolo? No? Bueno, estoy haciendo Autostop y vado a Italia, Vai a Italia? Me podría acercar un poquito?
Me nombró una ciudad que no tenía ni idea de dónde en toda la bota de Italia se hallaba. Me apuré en sacar mi páginas sueltas de mapas y convencerlo de que al menos hasta la próxima estazione di servizio ibamos juntos sí o sí. Ya lo escuché decir en mi mente, que le encantaría llevarme, pero que en realidad estamos llenos, ves, además el auto no es privado, es de la empresa, lo siento mucho, buena suerte eh?
Pero sonrieron! Parece que donde iban no estaba en el mapa, o le entendí mal, pero me invitaron a subir.

Nunca me enteré adonde iban! Pero era el jackpot absoluto, me podían llevar hasta el otro lado del paso, no el más directo, pero el segundo más directo. Les podría haber dicho que me bajo antes, a tomar el Splügen-Pass, pero si me quedaba varada ahí? Si justo cerraban el pase?


Todo al contrario a mis estimaciones era gente muy amable y divertida. Con el español nos entendíamos bastante bien, me hacían chistes, se presentaba como Marco, 26 anios, ja ja, no, dos veces 26. Parece que trabajaba en la Cámara de comercios y les contaba todos los chismes a sus dos acompaniantes. No sé porqué, pero eran un poco como me imagino mis compañeros de Tropa de libros :-P. Me sentía muy contenta, salió el sol y los Alpes son sin duda la cosa más hermosa que existe en esta tierra.


Mi amigo en Italia me había pedido llegar temprano, para que así podíamos subir la montaña de tardecita, dormir ahí y al otro día hacer una linda caminata. Desde un principio lo había pensado imposible llegar tan temprano, pero ahora se hacía posible. Manejó rápido y seguro. Las montañas del pase Julier y la área justo antes, es hermosísima, me quedé sin palabras. Colores de otoño al sol y picos nevados. Lastima que tenía mi camara de fotos en la mochila en el baúl y no quise pedir que pararan, ya que era tan buena gente. Las curvas de montaña, siempre me golpean mal el estómago, pero me aguantaba bien, notaron mi cara blanca y iban mas despacio.. pero es cosa inevitable. Sin embargo, quiero volver a este pase y sacar fotos!

Me dejaron en Silvaplana, cerca de St. Moritz, de donde todos los autos que iban al sur tenían que si o si pasar por Chiavenna. Me bajé del auto, hacía un frío! No esperé ni un minuto cuando paró una camioneta desvencijada (perdon el volante no se deja enderezar) y me dijo que me llevaba. Era suizo que vivía en Italia y laburaba en la zona super rica de St. Moritz (como toda la gente de la zona). Era masaijsta terapeutico, soniaba con ser artista de disenio del interior de casa y lo único que hacía era quejarse, de que la burocracia en Italia y los impuestos inhumanas y las casa feas que construyen ahora en Suiza, etc etc.
Me hizo prometer no hacer autostop en Italia, bajo ningun concepto. Le dije que no sabía todavía adónde me iba después, pero que no me dejaba impresionar por los paranóicos y me dijo así muy en serio que él no era para nada paranóico, que Christine, por favor, de verdad en Italia son todos psicópatas y más desde la crisis. Se puso re emocional y ya no hablamos de otra cosa hasta me dejó en la plaza de Chiavenna, hermoso pueblo italiano y me indicó el camino a la cuidad vieja.


Llegué tempranísimo, eran las 3 de la tarde. En Chiavenna me trataron como parte de la familia. La mama malcriandonos, cocinando especialidades todos los días y café y torta de pera y todos con mucha paciencia con mi italiano. Fuimos a caminar por montañas a navegar por el lago con su papá, la verdad, tuve un tiempo muy muy feliz.






Pero no pudo durar para siempre, mi amigo se estaba por ir a la India y tuvo que ir a tomar el avion en Istanbul. Salimos juntos y a pesar de los cuentos de la imposibilidad y los carteles de „No autostop“ por las rutas nos fue re bien y en 3 autos nos fuimos hasta Milano, y eso que mi amigo mide dos metros y tiene rastas. Pero habla italiano, claro. El último auto era de un matrimonio con seis hijos.
En Milano nos separamos, él se fue a recoger el visado para la India y después tomaba rumbo al oriente. Que envidia! Yo tomé el subte para salir del centro, y me fui al lugar indicado de hitchwiki.org. Era un semáforo justo antes de dónde la calle sube a la ruta principal hacia el sur.




El lugar no estaba mal, muchos autos, pero empezó a llover y no muchos bajaban la ventanilla para hablar conmigo. Esperé ¾ de una hora, pero al final me levantaron unos medio viejos italianos en un auto negro suizo. Yo seguía un poco nerviosa por si se trataba de psicópatas. El más viejo de los dos (como 60 anios) era calvo y mas bien asqueroso. Llevaba ropa deportiva y collar de oro. Igual, en realidad me sentía bastante segura. Me contó que su ex-mujer era argentina se Salta y por eso hablaba algo de español argentino y que su novia actual tenía 24 y me preguntó si la envidiaba a ella y si no quería venir a comer con ellos dos, que hacía una chica tan linda viajando sola... Llovía, era un camino montañoso (curvas), nublado y iban rapidísimo. Mi estomago rebelando. Gente rara, me ofreció caramelos, estrechando su mano de viejo hacia el asiento de atrás con uñas largas y muchos anillos de oro. Llamó a su novia y le dijo „hacéte linda por mi..“. Me dejaron en un peaje en la entrada de Genova.

- a continuación -


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