Cuando uno entra en ámbito lusóphonos, no tardara en tropezar con este libro que ya forma parte del canon de literatura obligatoria en los liceos y también fuera de ahí es ampliamente recomendado como "clásico que vale la pena". Lo empecé a leer online, pero lo leía con semejante lentitud que cada vez tenía que empezar por el comienzo porque me iba olvidando todo, así que invertí algunos pesos y lo adquirí en papel.
Muchas veces asociamos a Moçambique con guerra,
con hambre, con una tierra tan lejos de aquí y sobre la que no sabemos
mucho. Ahora la palabra adquirió para mi un significado mucho más
rico, ahora lo voy a conectar siempre con historias llenas de
imágenes vivos, experiencias duras, lenguaje precioso, y con Kindzu,
Farida, Tuahir y Muidinga, personajes de las que uno gané un cariño
enorme.
En un ómnibus saqueado, incendiado e abandonado, aún
lleno de cuerpos carbonizados, el viejo Tuahir y el chico Muidinga se
instalan, haciendo del bus su refugio en su camino para huir de la
guerra.
El muchacho encuentra ahi los “cuadernos de
Kindzu”, el diário de uno de los muertos y los dos se comienzan a
sumergir en las hojas, tanto que no piensan en otra cosa y hasta juegan ser Kindzu y su padre. En capítulos que se van alternado Mia Couto
cuenta las dos historias, el de Kindzu y de los dos, todos víctimas
de la misma guerra. Navegando en busca de una nueva vida, Kindzu encuentra un navio encalado que naufragó en camino de traer comida y ropa para las víctimas de guerra y donde además de fantasmas vive Farida, una chica con una historia triste. Kindzu se enamora y promete salir en busca de su hijo lo que lo lleva a conocer mas personajes de la aldea y de un campo de dislocados, entre ellos la hermana de Farida y unos políticos. Al final Tuahir y Muidinga abandonan su refugio en el machimbombo (omnibus) para ir en buscar del mar que promete distancia y futuro.
Hay todavía más historias pequeñas
entremetidas, con elementos tradicionales, creencias populares,
enloquecidos y hechiceros. Los diálogos entre el viejo y el chico
son buenísimos, mutuamente se dan sentido a la vida, habiendo
perdido todo.
Mia Couto nos muestra la importancia de la
lectura, de historias ficticias o verdaderas, para simplemente poder
existir.
Si la forma en la que uno combina palabras para
evocar imágenes puede llegar a ser considerado bello por nosotros,
Mia Couto para mi rompió limites, tan embriagador fue su belleza,
que tuve que dosificar la lectura. Será que lo bello siempre está
relacionado con el sufrimiento y las cosas tristes y la última esperanza con la muerte ya al acecho?
Este texto da para anotarse páginas enteras de reflexiones y poesía, sonreír con ternura y hasta llorar.
Este texto da para anotarse páginas enteras de reflexiones y poesía, sonreír con ternura y hasta llorar.
Es un libro simple y corto y mismo así alberga mucha cosa. No hay excusa para no
leerlo. También es un libro que voy a leer otra vez, algún día, de
eso no tengo duda.
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