- lecturas en tiempos de
pandemia –
La historia, que son
varias historias relacionadas, porque no hay un protagonista, en la
que conocer un personaje le ayuda a conocer al siguiente que nos
presenta la autora, se sitúa en México, en los cañaverales cerca
de la costa.
El pueblo de La Matosa,
cerca de una ruta que conecta nuevos pozos de petróleo con la
ciudad, es un pueblo medio pantanoso, donde se sobrevive gracias a
las changas, o chambas en mexicano, informales que los chicos y
chicas consiguen ofreciendo servicios varios a la gente (a los
pinches rucos babosos) que pasa por la ruta.
Todo el desmadre, el
diablo, brujerías, embarazos no deseados, accidentes de tránsito y
catástrofes naturales que envuelve a la Bruja, Doña Tina, Maurilio,
Luismi, Yesena, Brando hace con que nadie sabe ya como diferenciar
los chismes de la verdad y en quien confiar.
En el centro está el
personaje de la Bruja – personaje que como suele suceder es nunca
solamente Bruja sino salvadora de almas, compañera de vicios,
abortera, remendadora de males variados y al fin y al cabo chivo
expiatorio del pueblo.
Es un libro muy duro,
describe estos ambientes que sabemos que existen pero que ocurren en
círculos a los que nosotros lectores de clase media urbana, no
tenemos acceso. Cada vez que escuchamos de un crimen violento nos
hace muy difícil ponernos en lugar de los cercanos de la victima o
del agresor y entender o vislumbrar como se ha podido llegar a algo
así. Es un pueblo en el que la mayoría de las relaciones de familia
son fatales, se ahogan de celos, de dependencia, de obligación o
rencor. Los chamacos - los chicos aguantan a base de chelas, mota,
perico, pastillas, y tripis. También matan el tiempo con sexo, a
veces por amor, por ganas, pero más veces por dinero o en cambio de
drogas.
A mi me agradó mucho la
estructura de Fernanda Melchior, escribe casi sin punto ni coma pero
sin crear caos ni confusión, lo justo para impactar con la torrente
de circunstancias, de privaciones y carencias que corroen con uno, de
malinterpretaciones del amor y desvíos de la pasión, como escrito
en un aliento. Y deja algunas dudas, de si la Bruja era mujer o
hombre, por ejemplo. Son realmente angustiantes las manadas de
hombres y mujeres de La Matosa. Y casi todos meros niños. Enfocando
en varios personajes de cerca, aunque siempre en narrador de tercera
persona, poco a poco da luz a la trama imbricada cuyo desenlace –
la muerte de la Bruja - se conoce desde la primera página, pero cuyo
quien y porque nos mantiene en vilo hasta el final. Sin efectos
especiales ni extravagancias.
A mi me gustó mucho. Me
parece un formato hoy día no tan frecuente – no es la novela negra
de ambientada en lugares nuevos de receta, ni la novelita enfocada en
minorías étnicas o grupos sociales desfavorecidas producida para
los hippies nuevos lectores simpatizantes de cultura
queer/neofeminista – o quizás sí se podría etiquetar de eso,
pero en todo caso está muy bien hecho, la historia vive por más
allá de su estructura. Los personajes tienen substancia, se describe
un milieu social cuya reproducción social está a la vista,
lo comprendemos, sentimos la tensión que hace con que los personajes
no pueden escapar de su rol, y Melchior no se muerde la lengua.