Es un libro que quiero leer hace rato, me lo recomendaban cuando estaba en la faculdad preparando mi tesis de Maestría y leyendo novelas en las que ciudades (Buenos Aires, Montevideo) jugaban roles protagonistas. Nunca lo leí porque era imposible de conseguir a precio razonable en Europa en este momento (si no recuerdo mal), por el 2016. O tal vez era ’La Azotea’ de la misma autora.
Resultado de tanta espera a este libro fue una ligera desilusión, no me gustó tanto como había antecipado. Pero me gustó, es solo que me había esperado otro formato más novelesco.
La narradora viene de Uruguay a instalarse en Buenos Aires y escribe sobre ese monstruo de ciudad que es tan grande y cambiante que es dificil de describir como una sola cosa. Son capítulos cortos, como de crónica o de diario, observaciones, fragmentos, pensamientos con personajes que vendrían a ser conocidos de la narradora. Escribe sobre la búsqueda de un cuarto donde vivir, sobre vecinos, amigos, fiestas, barrios.
Si me hubiera agarrado en un momento de nostalgia hubiera llorado. Fernanda Trías escribe muy bien y la forma en que ve el mundo y lo pone en palabras y intenta verle su sentido es parecida a la mía, no sé cómo describirlo, es algo de un estilo, o un personalidad y mundivisión que transluce del texto, que ciertos escritores tienen que hace que uno como lector.a se siente muy cercano a ellos. Tengo ganas de leer más de ella.
Me sentí cercana a ella, pero “La ciudad invencible” es un poquito melancólico o vagamente deprimente y no estuve en un lugar para comprometerme a este sentimiento plenamente. No era el momento para leer esto, quizás.
Si al menos mi vida tuviera un patrón de movimiento concreto, pensé. Un paso hacia adelante y dos pasos hacia atrás, aunque eso significase retroceder, pero no esta cosa errática, incierta, agotadora. (113)
No sé si me explico, se lee rápido, me trajo buenos recuerdos – el calor húmedo del delta del Tigre, por ejemplo, también es el fala rioplatense que me aprienta el botón de nostalgia, pero de alguna manera el libro me dejó una sensación de vacío. Como mirar los muebles que uno lleva meses a comprar y pumba, hay que deshacerse de ellos para la proxima mudanza – cosa que le pasa seguido a la narradora.
No sé por qué a todo el mundo le gusta decir eso: “Cerré un círculo”. ¿Por qué se habla de cerrar círculos o etapas como quien cierra un frasco de mermelada? Estamos abiertos; todo sigue abierto, en perpetuo riesgo de infección. (121)
Se menciona a Perlongher, un poeta argentino que escribió contra la dictadura; a Ricardo Strafacce, escritor argentino, me suena mucho el nombre, pero aún no leí nada de él. También a Osvaldo Baigorria y hace mucho leí algo de él, recuerdo vagamente que me había gustado, era algo contracultural. Éste parece ser su blog https://osvaldobaigorria.com/.
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