En El pasado se cuenta la historia del fin de una relación de amor que duró 12 años, desde a adolescencia hasta los treintas, pero en realidad cuenta como una relación así nunca acaba. No se puede olvidar, por ejemplo. No se puede convencer a papá, mamá y todos los amigos en común de desentenderse. Se puede ser obsesivo (apasionado) y generoso al mismo tiempo?
La novela se hizo conocida por la película que hicieron de ella (director Héctor Babenco). El libro es bastante grande, - 650 páginas- y lo leí en pdf, pero valió la pena. Recuerdo que la primera vez que la comencé la dejé de lado porque no lograba interesarme por lo que me parecía algo tan banal como el vaiven de una relación de pareja sobre tantas páginas. Eso fue hace unos años, ahora soy otra y pienso que la novela es de esas que me hacen sentir que es por eso que leo, es un pedazo de historia que no se olvida, me dio de pensar, de discutir sus partes que me incomodaron, la disfruté y la recomiendo.
En el inicio estaban solo él y ella. Rímini y Sofía. Él más bien tímido, hesitante, ella segura de si misma y de como vivir. La relación parecía durar para siempre, la vida estar hecho así para eso. Hasta que un día deciden parar la relación. Es una separación perfecta sin peleas ni nada de eso. Todo va bien en la recuperación de la individualidad y en el reparto de amigos, casa, trato con los padres; o por lo menos eso parece. Él se dedica a su trabajo de traductor, se pone apático e impulsivo, ella en cambio parece siempre disciplinada, calma, educada, aunque en el fondo también se deja llevar por su sufrimiento.
Les falta repartir las fotos que juntaron a lo largo de los años de convivencia, porque a ella no le llega la tranquilidad hasta eso este hecho. Él posterga, ella se pone mandona, insiste, lo llama, le manda cartas y fotos sueltas, queriendo controlarlo, siempre para su bien, y salvarlo de eventuales daños psicológicos. Pero las cosas se complican y obviamente ella logra todo el contrario. Se tienden trampas, intrigas, se pasa a la manipulación y hasta violencia abierta. Me identifico con los dos, me parecen retratos psicológico-culturales muy bien logrados. Escucho el nombre Sofía y se me pone piel de gallina, qué hija de puta.
Además, ella organiza encuentros espiritualistas-esotericos-autoritarios. Pero también entiendo como ella le da seguridad y calma a la gente.
Pauls escribe bien, aunque con frases largas demás y vírgulas en vez de puntos durante páginas- cosa que cansa porque muchas veces me olvido el inicio de la frase y tengo que leer todo dos o tres veces y, también, porque casi todas las frases llevan tilde. La novela comienza de forma inocente, después aparece poco a poco el humor negro y desmesura, Rímini incorpora la cocaína en su rutina de trabajo y se deja llevar en una vida que va sucediendo sin tener que pensar ni planificar ni controlar nada. Consigue una novia horriblemente celosa, pero esto hasta lo ayuda para olvidar a Sofía. Tiene que librar la casa nueva de sus fotos y cartas y no atender el teléfono. Hay un capítulo sobre un espectáculo académico, una conferencia de un lingüista francés en Buenos Aires, en el que no pude parar de reír.
La novela se hizo conocida por la película que hicieron de ella (director Héctor Babenco). El libro es bastante grande, - 650 páginas- y lo leí en pdf, pero valió la pena. Recuerdo que la primera vez que la comencé la dejé de lado porque no lograba interesarme por lo que me parecía algo tan banal como el vaiven de una relación de pareja sobre tantas páginas. Eso fue hace unos años, ahora soy otra y pienso que la novela es de esas que me hacen sentir que es por eso que leo, es un pedazo de historia que no se olvida, me dio de pensar, de discutir sus partes que me incomodaron, la disfruté y la recomiendo.
En el inicio estaban solo él y ella. Rímini y Sofía. Él más bien tímido, hesitante, ella segura de si misma y de como vivir. La relación parecía durar para siempre, la vida estar hecho así para eso. Hasta que un día deciden parar la relación. Es una separación perfecta sin peleas ni nada de eso. Todo va bien en la recuperación de la individualidad y en el reparto de amigos, casa, trato con los padres; o por lo menos eso parece. Él se dedica a su trabajo de traductor, se pone apático e impulsivo, ella en cambio parece siempre disciplinada, calma, educada, aunque en el fondo también se deja llevar por su sufrimiento.
Les falta repartir las fotos que juntaron a lo largo de los años de convivencia, porque a ella no le llega la tranquilidad hasta eso este hecho. Él posterga, ella se pone mandona, insiste, lo llama, le manda cartas y fotos sueltas, queriendo controlarlo, siempre para su bien, y salvarlo de eventuales daños psicológicos. Pero las cosas se complican y obviamente ella logra todo el contrario. Se tienden trampas, intrigas, se pasa a la manipulación y hasta violencia abierta. Me identifico con los dos, me parecen retratos psicológico-culturales muy bien logrados. Escucho el nombre Sofía y se me pone piel de gallina, qué hija de puta.
Además, ella organiza encuentros espiritualistas-esotericos-autoritarios. Pero también entiendo como ella le da seguridad y calma a la gente.
Pauls escribe bien, aunque con frases largas demás y vírgulas en vez de puntos durante páginas- cosa que cansa porque muchas veces me olvido el inicio de la frase y tengo que leer todo dos o tres veces y, también, porque casi todas las frases llevan tilde. La novela comienza de forma inocente, después aparece poco a poco el humor negro y desmesura, Rímini incorpora la cocaína en su rutina de trabajo y se deja llevar en una vida que va sucediendo sin tener que pensar ni planificar ni controlar nada. Consigue una novia horriblemente celosa, pero esto hasta lo ayuda para olvidar a Sofía. Tiene que librar la casa nueva de sus fotos y cartas y no atender el teléfono. Hay un capítulo sobre un espectáculo académico, una conferencia de un lingüista francés en Buenos Aires, en el que no pude parar de reír.
El libro avanza en un creciendo cada vez más descabellado que a mí resultó muy envolvente y casi adictivo. Él es un boludo y ella da miedo. Es una historia de un perdedor, de varios perdedores en realidad,
decadentes. Es un libro cruel, los personajes de mueven entre la frialdad y la atracción, el chantaje y el acoso. Pero son tan normales.
"Nadie “se separa”, Rímini. Las personas se abandonan".
Los dos tienen sus recaídas y cada vez que se encuentran todo corre mal. Hay un episodio muy gracioso sobre una conferencia lingüística en que Rímini conoce a su nueva mujer. Los académicos son una cosa ridícula en todo lado.
Hay una subhistoria sobre un artista ficticio, Jeremy Riltse, que era
siempre adorado por Rímini y Sofía. En una fase, el artista trabajaba con
"materiales
bajos", llevando la cosa al extremo cuando literalmente se corta tejido de
piel a si mismo y lo fija en tela. Hace el ciclo Herpes, Afta y Placa y planifica la continuación con Glande y Rectum. Quiere que el arte sea como una enfermedad infecciosa. El episodio sobre
el Sick art, cuenta el trayecto que la obra: El agujero postizo completa para llegar a sorprender a Rímini en una casa en Buenos Aires.
Pauls sabe contar, pero a ratos también aburre, hay partes que podría haber cortado, partes que solo son más excesos de lo mismo.
En algún momento el viraje al absurdo parece ser irreversible, todo
es exagerado, se deshace o abandona la trama, todo es sexo y cosas
asquerosas del género sexo-violencia-mutilación-posesión. Después de una crisis (las causas no cuento para no anticipar al lector) Rímini se recupera gracias al entrenador personal de su padre que a las patadas y vueltas de parque Palermo lo pone en forma y le consigue un trabajo de profesor de tenis. Y la trama vuelve a ser más racional, vuelve a los personajes y los acontecimientos.
«Querer es lo que hacen los cuerpos, y nosotros ahora sólo somos fantasmas»Pois que hacer del pasado cuando uno es cada vez más viejo. Para que sirve recordar. No mutila la posibilidad de una futura vida sentimental.
Después de ya 25 desde el retorno de la democracia, escribió un libro sobre el pasado, sin escribir sobre el pasado, pero lo silenciado vuelve y ataca el presente. Rímini y Sofía se separan en 1976, un data que aparece en el libro como si fuese casual. Hacia el final del libro, Sofía instaura una especie de club o sociedad con un programa de discusión y prácticas de memoria sin una sola vez ni siquiera aludir a la dictadura.
También dicen que dialoga con Proust, pero yo no leí Proust, por lo tanto no vale la pena hablar de eso.
También dicen que dialoga con Proust, pero yo no leí Proust, por lo tanto no vale la pena hablar de eso.