Parece que se me dio por volver con los policiales, no sé. Esta novela me llamó atención por su titulo que me causó curiosidad o ilusión. Al final, y esto no lo sabía, remete a una cita de Sepúlveda (ver aqui), pero sigo desconociendo el contexto.
Este libro me trajo varias sensaciones: primero, lo bueno que es volver a leer un clásico policial, como volver a lo conocido, algo suficiente clásico en su formato que es publicado por Random House - Mondadori, la seguridad de tener una tarde en el sillón con un entretenimiento ya comprobado, algo de que esperar velocidad, violencia, amor, humor, intrigas.
La historia está situado en Bogotá, Colombia donde, en los alrededores de la ciudad aparece un muerto cruelmente crucificado y las investigaciones llevan a una disputa sobre el uso de unas tierras donde se puede construir en que además están implicados un grupo de nudistas y un senador.
Víctor Silanpa, el protagonista es un periodista, de estos
que son amigos de la policía forense y que nunca aparecen en la
redacción a horas de trabajo, porque se ponen investigar por su cuenta y
terminan siendo blanco de los criminales. En su tiempo libre además caza maridos infieles para ganarse algún extra. Silanpa también tiene
problemas privados, es el tipo de hombre que enamorado que pierde la
mujer porque la deja plantada, al tiempo de que va atrapando asesinos o porque va al puticlub ahogar su pena de amores.
Con Estupiñán, que espontáneamente ayuda a Silanpa adaptado la forma de tratarlo como "jefe", comparan su relojes y se ponen a observar sospechosos y mafiosos. Es un duo simpático, pero aún así se me hizo un poquito largo, aburrido y previsible que es
hasta que finalmente aparece la persecución de auto y el tiroteo. En mi
opinión no está tan mal, pero le faltan detalles especiales para
distinguirse de otras novelas iguales, o reflexiones sobre el titulo que no se explica, o cualquier otra cosa. Los mafiosos y las mujeres son muy estereotipados. También e falta un poco de originalidad en el desenlace. Pues el lector y el detective tienen más o menos siempre la misma cantidad de información y lo que se revela al final y al cabo no sorprende a nadie. Desde el inicio hay tres principales sospechosos, todos son culpables, pero no todos culpado. La historia del anoréxico comisario Aristófanes Moya entrometida es aburrida de sobremanera. Y Gúzman, el ex-colega de la redacción de Silanpa que pasa un tiempo de desintoxicación de alcohol y del periodismo en un hogar de monjas, es un personaje interesante. Silanpa lo visita de vez en cuando y le cuenta en que anda. Se espera de va a ser Gúzman quien ressuelve el caso, pero queda medio olvidado del autor.
Después de
leer el cuento "Tragedia del hombre que amaba en los aeropuertos" que me
gustó mucho, estaba muy curiosa de como escribe Gamboa.
En fin, me decepcionó un poco, no se puede decir que Perder es cuestión de método
esté realmente malo, pero tampoco es nada especial.
Fue feo tener que conformase con leer la traducción al alemán, como que no fluye o no funciona igual en este idioma. La novela se filmó también, quizás valga la pena. Desconozco si hay secuelas con el mismo detective. Leí que Gamboa ha participado alguna antologías de cuentos latinoamericanos (McOndo) quizás vaya a leer un poco más por este lado.
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