Qué risa! Qué rato bien
pasado.
Me gusta que Aira tenga su estilo reconocible, su forma. Si
uno conoce el estilo de Aira, diría que
El
congreso de literatura
es un ejemplo bastante clásico de sus novelitas cortas, rápidas,
descabelladas, que parecen revelar una lógica oculta detrás de
todo, precipitándose a la tontería pero con estilo. Pero es una
lógica de científico loco (hay referencias al el Gran Vidrio de
Duchamp y al Belvedere de Escher)..
El
protagonista/narrador es un artista, un artista cuya Gran Obra
coincide con su vida, porque todo se llena de metáforas y
desdoblamientos. Es un engreído, presumido que con soberbia e
supuesta inocencia nos cuenta como pasó unos días en Mérida,
Venezuela para atender a un congreso de literatura y donde intentó a
clonar Carlos Fuentes. Como en muchas de sus novelas el protagonista
se llama César. Como en La
villa del
mismo autor, está la droga que confunde las percepciones, la
proxidina. Con un
humor original que
lleva su estampa, podría escribir - y de hecho escribe centenas de
novelitas así, como la de Prins
(2018) por ejemplo, y siempre me hará reir. En eso creo que se
parece a la literatura de Santiago Lorenzo aunque Aira tiene algo de
digamos más literario y más rebuscado en el buen sentido.
> nota aparte: no sabía que existía en español el “estar en
tren de”, lo escuché en francés, reparé que en alemán es igual,
y ahora lo escucho todo rato, que raros son los procesos de
aprendizaje a veces.
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