Paraísos es la continuación de Opendoor (2006), pero se entendería bien sin haber leído la primera parte. Las dos se leen rapídisimas.
Es la misma subjetividad sin nombre nos guía, narrando en primera persona. La novela comienza de golpe: Jaime, su compañero ha muerto y los echan a ella y a su pequeño hijo de la granja de Jaime y del pueblo Opendoor (con su psiquiatría), cerca de Luján, Buenos Aires.
Tiene el mismo ton que no es exactamente depresivo, pero algo letárgico; la protagonista evade las emociones fuertes, evade las búsquedas por la racionalidad o el sentido. Aparece también el personaje de Eloísa, en Opendoor aun casi adolescente, por la que la protagonista siente cierta atracción, ahora se convirtió en una chica loca que anda de fiesta en fiesta, buscándose y su lugar frenéticamente.
Pensaba que Opendoor giraba alrededor de la idea de las formas de amor y de la alienación. En Paraísos, sin embargo, está claro que el asunto que trasluce en todas las páginas es la animalidad: la pasividad y pasión (como lo expresa B.Sarlo en el comentario de la contratapa).
Aparecen un montón de animales, la protagonista ahora vive en Buenos Aires, pero por azar consiguió un trabajo en el zoológico. La animalidad también se puede asociar a la parte animal de lo humano, tantas veces negada o suprimida, las pulsaciones, los miedos instintivos, gestos de protección. Por ejemplo hay muchas escenas en las que la protagonista va a orinar, detalle que en las novelas se suele omitir. Eso permite una lectura poshumanista, (como lo sugiere J. Yelin en un ensayo).
Hay varias muertes inexplicadas o incomprensibles (Jaime, la iguana, en Opendoor: la chica), que quizás se pueden relacionar con lo animal, ya que tomamos la muerte de animales como algo más cotidiano que la muerte de una persona.
El titulo hace referencia a varios paraísos "artificiales", los arboles con este nombre, artificial o falso porque sus semillas son venenosas; el zoológico; las drogas y en especial la morfina; la casa del novio de Eloísa que es de una riqueza increíble, protegida por muros y cameras, con búnker; la reserva ecológica del Río de la Plata: "De pronto la ciudad se calla y comienza la ilusión de lo natural.." (211) donde hay "una serie de plataformas con telescopios a monedas como ametralladoras de pie" (211). La naturaleza ahí se presenta como "un sendero amplio y terroso" poblado de ciclistas, exploradores, jubilados y un desfile de personajes extraños entre la soledad y el exhibicionismo"(211) ; el río como "una placa inmóvil, como cemento marrón" (211). Es una "playa de escombros, cascotes y basura endurecida" (212).
En fin, me gustó bastante, sin llegar a pensar que sea imprescindible.
El final permite que haya una tercera parte, que quizás Iosi Havilio este escribiendo en este momento. Y ahí sí, las tres partes juntas serian una buena novela, separadas están bien, pero algo cortas y algo inconclusas.
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