Monos, templos, dioses índios, orgías y gramática. Todo eso el autor lo ve en manchas y sombras en la pared.
Me da un poco de pena haberlo leído en portugués no en español, pero uno lee preferentemente lo que se consigue en papel (y supongo que alemán hubiese sido peor).
Fue lo primero que leí del autor, estuve
mucho tiempo con ganas de acercarme a la obra de Paz, pero sin
animarme, porque esperaba una literatura densa, difícil, que
requiere esfuerzo y concentración y suponía no poder disfrutar.
Este
texto se presenta como algo híbrido entre prosa y poesía, y yo que
hasta ahora no me atrevo a leer poesía, mucho menos en un idioma que
no domino, me largué de improviso, a ver que tal este libro que me
trajo un amigo.
Me
encontré con un libro precioso, totalmente accesible a los que como
yo entienden que leen para ser entretenidos y no para ejerciciar sus
capacidades academicas de descifraje de textos complejos.
El
Mono Gramático empieza con descripciones de paisajes, por un lado el
camino de Galta, en la India, y por otro un jardín de Cambridge,
pasa por templos y vestigios de tiempos pasados y recuerda los mitos
de creación,
religión,
erotismo, estética.
El
relato contiene descripciones excepcionales, intensas, abstractas,
detalladas, bellas y confusas. Octavio Paz juega con las palabras,
cuestiona la gramática y función del lenguaje como medio
insuficiente de comunicar significados y sus relaciones con la
realidad fenoménica, es decir cerrar la distancia entre nosotros y
las cosas.
Seguro
que alguien que sabe de simbolismos e imágenes, de interpretar
cierta semántica, de metáforas utlizadas en mitos e historia seguro
que entiendo mucho mas y otros niveles que yo solo logro
vislumbrar o suponer ahí.
Puede
parecer un caos de palabras, un libro perfecto para dejarse llevar,
para pensar en otras cosas completamente diferentes, para
opcionalmente o apagar el cerebro y disfrutar del paisaje, de las
imágenes o para esforzarlo un poquito más que de costumbre y pensar
en estructúras nuevas. Según entiendo yo, el autor también se
burla un poco de su propia ininteligibilidad.
Recomiendo
el libro, pero comprendo que habrá gente que no disfruta de textos
así, y pienso que hay que aguardar el momento adecuado para leerlo.
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