Matías Vacuña vuelve del viaje de escuela a Santiago de Chile y todo a su alrededor, los compañeros, las chicas, los padres y profesores le aburre cada vez más, solo hay mala onda, mal humor, falta de sentido. La familia tiene orígenes judíos, mantienen algunas tradiciones, pero también adaptan tradiciones católicas "para quedar bien". Detrás de este retrato de la vida del adolescente de clase alta con padres que nadan en dinero y que viven de fiesta en fiesta, está el clima político caliente previo al plebiscito de Chile en 1980. La novela cuenta apenas dos semanas, entre el viaje y el fin de semana después del referéndum. Esto encuadra la lectura en una dimensión más interesante, más allá de la novela de educación/madurar o como se llamen (de coming of age), porque introduce cierta relación entre las posiciones en la sociedad de y sus respectivas opiniones políticas en formación. Están los que están bien porque Chile "está bien" y los que representan la amenaza comunista, los chicos que reparten pegatinas para promover el voto del NO y los jóvenes que no se formaron una opinión porque les "latea" la política o porque siendo de clase alta, ni el toque de queda les aplica.
La novela está escrita en la primera persona. Matías solo tiene 17 años y no puede votar, por eso todo eso lo deja con la sensación de impotencia. La vida de Matías y sus compañeros de colegio está repartido entre pasear el el auto de papá, o en el de mamá, en fiestas de drogas, sexo, música, y en dejarse ver en ciertos bares en que se junta la alta sociedad y los que evaden el toque de queda. Sueña con estar con una chica en una relación amoroso que sea más de solo tirar y dejarse ver juntos. Desea también que sus padres le den más atención y amor en vez que darle solo dinero. Hay muchas referencias y hasta paralelas a The Catcher
in the Rye de J. D. Salinger, un amigo le insiste a Matías que lo lea y este se identifica con el protagonista. (Yo debería releerlo, pues no recuerdo mucho,
pero no me ha impresionado tanto cuanto su fama promete.)
Matías va pensando:
Quizás debí haber entrado a clases.
Quizás no debería volver a la casa.
Quizás podría esperar a la Antonia a la salida.
Quizás podría irme a Rio, en un camión.
Quizás me podría exiliar.
Nada muy extraordinario - todos sabemos que duro es configurar su identidad adulta cuando se es metido en las crueldades de la sociedad de los compañeros de colegio - pero logra entretener. Después de mucha descripción de tedio, comienza a ser más interesante hacia el final, cuando aparece el personaje de Flora Montenegro, la profesora de literatura de Matías, joven y liberal, es una de las pocas personas que habla abiertamente de política y se asume de izquierda, y que sale a cenar con sus alumnos. Matías la adora, pero descubre que también ella no es perfecta. Él intenta salir de eso de ser el nene rico, malcriado, pero no
consigue, por más que intenta meterse en otra, al final soluciona todo
con taxis, hoteles, billetes y cheques. [no sabía que en los 80 ya existían shoppings..]
Fuguet nació en 1964, por lo tanto, era muy joven cuando escribió esto (quizás la edad no tenga nada que ver). La estructura es muy simple, permite leer rápido. No hay saltos en el tiempo, está todo contado de forma linear. Pero ya leí novelas muy construidas que eran bastante más fojas. Al final, me gustaron los personajes de Mala onda, son creíbles, me gustó de que no hay "una moral de la historia", ni el happy end del amor encontrado, solo mucho hueveo.
Según wikipedia,
Mala onda empezó originalmente como una historia corta que Fuguet escribió en el taller literario de
Antonio Skármeta, (- la novela que leí de Skármeta no me gustó mucho, por suerte no noté tanta similitud). Me gusta eso de comenzar también a enterarme del mundo literario chileno, que hasta ahora lo había dejado de lado. Hay que comenzar por algún lado, ahora con Skármeta, Fuguet y Bolaño ya me hago un poco una idea de lo que es Santiago y como una cosa lleva a la otra, por lo tanto, voy a continuar con eso. También me gustaría leer más del McOndo (movimiento que defendía una literatura latino-americana menos folclórica rural, más urbana e realista). Aún no entiendo aún quien fue parte de eso, como se vincula a eso la literatura argentina, uruguaya de los 90 y los del Crack Mexicano. Había escuchado hablar sobre esto y recién ahora me doy cuenta que
Mala Onda y Fuguet son McOndistas.