Ahora sé porqué es que antes cuando me ponía a ver si empezaba un libro de este autor no me gustaban: son libros para adultos y hay que entender ese humor de los hombres que luchan contra la evidencia del matrimonio fracasado, de la evidencia de tener traspasada la mitad de sus vidas o dejado atrás la mejor parte de su carrera profesional. Hace unos diez años atrás intenté como diez veces leer Sábado, pero no le conseguí entrar. Y Chesil Beach me pareció ridículo.
Después de superadas las primeras páginas de insulso arranque de Solar me divertí inmensamente hasta que comienza a evidenciar grietas y estiras en la fluidez del argumento y me divertí un poco menos. Son muchas páginas y no hay divisiones en capítulos. Pero así más generalmente concluyo no me disgustó y que es posible que intente otra vez con Ian McEwan.
Solar quedó a medio camino entre una sátira realmente graciosa y una
novela sobre un hombre inmoral y frio y su carrera en serio en un
ambiente que requiere moral y cierta empatía. Todavía por momentos parece tornarse en un policial y que no se sabe si desear que el tipo sale impune o que sea atrapado. Abstenerse gente que
piensa que es una novela políticamente correcta o de otra forma seria
sobre la necesidad de hace frente al cambio climático!
La historia está divida en tres partes situados en los años 2000, 2005 y 2009 respectivamente. El mujeriego Beard está divorciándose por quinta vez, ganó el Premio Nobel por desenvolver la "Confluencia Einstein-Beard", pero desde entonces toda la actualidad de la física le parece cada vez más confusa y le cuesta mantenerse al tanto, pero consigue disimular bastante bien. Sin querer y sin merecerlo Michael Beard es siempre elogiado y convocado como director de un instituto de física tras otro, invitado a viajes y a prestar su nombre de honra a algún proyecto gubernamental.
Solar vive de estereotipos de la gente inglesa de clase media-alta y del mundo de la academia en general y de la física en particular y todavía de todos que se niegan en creer en ella. McEwan se burla de todo que se dice sobre los que se dedican a la mecánica cuántica, de centrarse en las cosas meramente hipotéticas y en el reino de las posibilidades o en querer dividir el átomo en unidades cada vez menores. De hombres de ciencia que no saben nada de la vida real, práctica, que ni siquiera les interesa realmente el inminente fin del mundo a través de los efectos del calentamiento global. Ni les interesa el arte contemporáneo ni la cuota de mujeres en la física. Michael Beard es un hombre que no puede amar, pero que es muy amado. No tiene amigos. Se emociona cuando ve a un poste de electricidade de alta tensión: "os electrões tão duradouros, tão fundamentais, passara grande parte da sua juventude a pensar neles" (56).
En el libro repetidamente se mencionan asuntos de física del siglo XX, desde la teoría da relatividad de la gravedad de Einstein sobre la que el protagonista publicó y hasta la teoría de las cuerdas (- nada que ver, pero hay un cuento de Andrés Neuman con este nombre), las contorsiones del continuo espacio-tiempo, hasta la genética "socialmente construida" presentada por colegas en alguna reunión de una comisión de científicos. Pero no es substancial para entender el argumento del libro. Algunos de estos chistes son divertidos otros muy gastados. Unos ejemplos: Beard no sabe distinguir sus varios colegas pos-doctorados, porque todos los físicos tienen el pelo recogido en cola de caballo, anteojos, miden un metro ochenta, tienen 28 años, una camisa idéntica, un dialecto de la provincia y se llaman Mike, o el chiste de "El teórico de las cuerdas atrapado por la mujer en la cama con otra y que exclamaba: "Querida, yo puedo explicarlo todo!".
Hay partes en que se torna lento y aburrido, por ejemplo que Beard constantemente se preocupa por engordar demasiado o por beber demás y se pone a beber y a comer, "a sua barriga um universo em expansão". Por veces también carece de credibilidad, no es fácil hacerse una imagen se un hombre seductor-inteligente-frívolo-antisocial-solitario-torpe todo en una persona. Aunque bien existe este imaginario de los genios medio autistas y de los ricos feos con mujeres jóvenes, bellas, infinitamente amorosas, no se lo creía siempre y eso debilita la novela. Pero cuando aparece Melissa, la sexta mujer con la que convive, y cuando después se explica como ha sido su juventud se me tornó todo más creíble. Hay una patética lucha por unos batatas fritas con un desconocido en un tren que Beard cuenta como anécdota personal en una conferencia y que en seguida es analizado como expresión de inseguridad frente las minoría. Todo eso es divertido, pero queda un poco descabellado.
Solar vive de estereotipos de la gente inglesa de clase media-alta y del mundo de la academia en general y de la física en particular y todavía de todos que se niegan en creer en ella. McEwan se burla de todo que se dice sobre los que se dedican a la mecánica cuántica, de centrarse en las cosas meramente hipotéticas y en el reino de las posibilidades o en querer dividir el átomo en unidades cada vez menores. De hombres de ciencia que no saben nada de la vida real, práctica, que ni siquiera les interesa realmente el inminente fin del mundo a través de los efectos del calentamiento global. Ni les interesa el arte contemporáneo ni la cuota de mujeres en la física. Michael Beard es un hombre que no puede amar, pero que es muy amado. No tiene amigos. Se emociona cuando ve a un poste de electricidade de alta tensión: "os electrões tão duradouros, tão fundamentais, passara grande parte da sua juventude a pensar neles" (56).
En el libro repetidamente se mencionan asuntos de física del siglo XX, desde la teoría da relatividad de la gravedad de Einstein sobre la que el protagonista publicó y hasta la teoría de las cuerdas (- nada que ver, pero hay un cuento de Andrés Neuman con este nombre), las contorsiones del continuo espacio-tiempo, hasta la genética "socialmente construida" presentada por colegas en alguna reunión de una comisión de científicos. Pero no es substancial para entender el argumento del libro. Algunos de estos chistes son divertidos otros muy gastados. Unos ejemplos: Beard no sabe distinguir sus varios colegas pos-doctorados, porque todos los físicos tienen el pelo recogido en cola de caballo, anteojos, miden un metro ochenta, tienen 28 años, una camisa idéntica, un dialecto de la provincia y se llaman Mike, o el chiste de "El teórico de las cuerdas atrapado por la mujer en la cama con otra y que exclamaba: "Querida, yo puedo explicarlo todo!".
Hay partes en que se torna lento y aburrido, por ejemplo que Beard constantemente se preocupa por engordar demasiado o por beber demás y se pone a beber y a comer, "a sua barriga um universo em expansão". Por veces también carece de credibilidad, no es fácil hacerse una imagen se un hombre seductor-inteligente-frívolo-antisocial-solitario-torpe todo en una persona. Aunque bien existe este imaginario de los genios medio autistas y de los ricos feos con mujeres jóvenes, bellas, infinitamente amorosas, no se lo creía siempre y eso debilita la novela. Pero cuando aparece Melissa, la sexta mujer con la que convive, y cuando después se explica como ha sido su juventud se me tornó todo más creíble. Hay una patética lucha por unos batatas fritas con un desconocido en un tren que Beard cuenta como anécdota personal en una conferencia y que en seguida es analizado como expresión de inseguridad frente las minoría. Todo eso es divertido, pero queda un poco descabellado.
Cuando hablando de la diferencia entre hombres y mujeres frente a unos "postmodernistas" que insisten en que la física es solo más una narrativa del hombre blanco cae en desgracia, lo dimiten, exponen su vida privada, lo llaman neonazi, darwinista, eugenista y cosas del género, pero todo esto en pocos años se olvida. lo tiran tomates. Y no sé si un físico un tanto envejecido, que ya no hace cálculos, solo compra y vende laboratorios y firma autorizaciones para el uso de su nombre de cabecilla de cartas institucionales, poco popular se convierte en marioneta de los media,
y tenga que dar una y otra vez dar el mismo discurso que todos conocemos sobre el inminente fin del petroleo y
la venidera revolución industrial de la energía solar y eólica contra todos los que defienden que la tierra no se está calentando o que el calentamiento es "natural" y no causado por humanos, todos estos discursos en la novela aburren soberanamente. También los altos y bajos de la carrera de Beard y la competencia con los del Silicon Valley y del MIT, del Cal-Tech se repiten varias veces dependiendo también de la economía mundial y del humor del presidente de turno, más interesante habría sido explicar en sus trazos básicos el principio físico de la fotovoltaica o brindar alguna introducción en los otros fenómenos mecanismos de los que se habla en vez de se limitar a mencionar tantas veces Einstein, Heisenberg y todos que le siguieron.
Hay un episodio sobre un viaje al Árctico al que Beard es invitado con todas los gastos cubiertos, y va para ver el calentamiento global con sus propios ojos. De facto apenas sale del hotel y al volver relata que por un pelo escapó a un oso polar. Es gracioso sí, pero tanto la irresponsabilidad como el humor se queda sin consecuencias. Si la novela se basa en el contraste de este estilo de vida por un lado racional pero guloso y egoísta con toda la ética de las energías "verdes", el mundo de materiales versus el mundo de ideales, no me parece sustentable, porque no veo porque alguien que revolucione y venda la fotovoltaica necesariamente tenga que llevar un estilo de vida con huella carbónica ejemplar. Al final monta un poco de suspense, insinúa que todo puede pegar un giro y quedar diferente de lo previsto, pero en seguida deja todo en un final medio abierto.. mmh no me pareció un desenlace nada satisfactorio. Pero, ahí está, es que McEwan escribe bien, por entremedio encontré preciosas metáforas y reflexiones. Creo que la historia entraría mucho mejor si no fuera contada de
forma tan lineal, tan centrada en el punto de vista de el protagonista.
Hubiera sida tan fácil, unos cortes en el texto, un shuffle de párrafos... en fin.. recomendable más o menos.
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