Esta novela me hizo recordar lo difícil que debe ser escribir un libro. Empecé La mujer habitada con la curiosidad de leer algo nicaragüense, es el primer libro que leo con origen centroamericano. Me lo recomendó una amiga a la que le ha gustado mucho.
Ya en las primeras páginas se nota el tipo de feminismo que salta a los ojos del lector de la forma más obvia. Claro que por estos años y estos lares todo era diferente, son cosas que hoy en día ya no hay que explicar tanto, o las hay que explicar, pero se encuentra maneras menos planas. Es más aceptado que la mujer tiene otros planes para la vida además de parir hijos y decorar la casa. La primera publicación es del año de mi nacimiento y situado durante la dictadura de Somoza. Le di una oportunidad a pesar de que me pareció un poco raro desde el principio.
La historia en sí es interesante: Lavina, una joven mujer medio hippie, nacida en la clase alta nicaragüense y con educación europea se siente víctima tradicional de la
dominación masculina. Se rebela contra la familia y el machismo establecido en la sociedad entre amigos y colegas de trabajo. Conoce gente nueva y a través de su novio llega a participar de
forma activa en actividades de la guerilla de la liberación nacional. Tiene que cuidar una imagen de adaptada a la sociedad burguesa hacia afuera lo que le cuesta, también es difícil emanciparse del cuidado de su novio, que está en la guerilla y cae en roles tradicionales de proteger la mujer y tiene dificultades de dejarla entrar y actuar en el movimiento y la lucha armada.
La manera de narrar la trama es todo muy repetido, la autora le habla al lector como si este fuera un boludo (y masculino además) al que hay que explicar todo 3 veces, sobretodo la parte de los sentimientos femeninos de la protagonista. Por partes también me pareció una novela escrita para adolescentes, aunque no sé exactamente porque me hace sentir esto y si esto es bueno o malo.
Me pareció interesante que la novela tenga partes autobiográficas, en la contratapa dice que Belli ha luchado en el FSLN desde muy joven, así que esperaba unos vistazos a las internas de una lucha contra el régimen militar del gran dictador que sería difícil imaginarse desde afuera. Pero lamentablemente no me parecieron muy reales, quedaron flojos, como si yo me las hubiese imaginado y esto sin saber nada sobre el pasado nicaragüense. Me había esperado menos previsibilidad y mucho más detalles.
Sin embargo la última parte (se trata de una emboscada) quedó bien suspenso y se lee rápido. También me pareció muy original de la autora contrastar la narración con otra perspectiva, la de un naranjo que observa a la protagonista y entiende sus emociones, en este árbol habita un alma de los antepasados (una guerillera femenina) que aún recuerda la conquista de la tierra por los españoles.
Hay que tener en cuenta que la autora escribió la novela 18 años después de que entró en el movimiento de liberación nacional y que además es su primera novela. Siento que podría haber sido un gran libro, pero - para mí - no lo es.
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